miércoles, 28 de octubre de 2015

Mestizaje noir. Tinta viviente en las manos de Baudoin y Vargas

Las manos de Edmond Baudoin se deslizan sobre el papel en una danza frenética que deja recuerdos de tinta aquí y allá hasta formar un todo. Una escena que tuvo lugar ayer en el Institut Français de Madrid con la presentación de Mestizaje Noir, un repaso a la génesis de Los cuatro ríos.

Baudoin comienza a esbozar

Con la Semana Negra de Gijón como telón de fondo, Mestizaje Noir muestra el proceso creativo de esta obra publicada en Francia en el año 2000 y en España, en 2009. En ella encontramos algunas de las planchas originales con las que Baudoin dio vida a las palabras de Fred Vargas, cuyos textos encontraremos yuxtapuestos a las imágenes hasta el 28 de noviembre en la Galerie du 10.

Tinta viviente
Una exposición en la que la tinta ha tomado forma con la palabra y luego, en el dibujo para sorprender incluso al propio Baudoin, que se dijo impresionado por el resultado final y entre risas invitó a visitarla: "Va a estar un tiempo aquí, ¡así que pueden traer a toda la familia!"

De la mano de Lorenzo Silva, autor de novela gráfica negra y alma mater de Getafe Negro, se desnudó el proceso creativo de Los cuatro ríos en una masterclass en la que Baudoin se entregó por completo.

Dando repaso a su relación con Fred Vargas, que más allá de colaboradora es madre de su hijo Baptiste, declaró que la idea de hacer un libro juntos nació de Viviane Hamy, conocida editora francesa de novela policíaca. Ante esa nueva situación para Vargas, que jamás había hecho guion, Baudoin encontró entre sus manos una auténtica novela… pero tan sólo compuesta de diálogo, lo que le llevó a suplicar de Vargas algunas indicaciones adicionales.

Baudoin explica algunas soluciones al exceso de texto

Ante la profusión de texto se topó con un problema “realmente difícil” y trató de crear soluciones para “plasmar la belleza de ese texto en imágenes”. Así introdujo una cabeza repetida y el texto dialogado como en una novela, o a varios personajes en ambos márgenes de la página charlando entre sí con bocadillos que se entrecruzan, o juegos de caligrafías.

Pese a respetar casi en su integridad el texto inicial, el dibujante también jugó con su arte: “a veces hacen falta páginas de silencio”. Tampoco renunció a sus metáforas visuales, repetidas de distintas formas en el libro en un juego con el lector que “probablemente no las analiza pero cuyo efecto sí percibe”.

Y es que la percepción es una clave en este autor. Asegura trabajar muy rápido precisamente con el fin de poder captar el desarrollo de la acción, aunque esto implique volver sobre lo dibujado al menos un par de veces. Como creador multidisciplinar también ha participado en disciplinas tan aparentemente alejadas como la danza y no vacila al afirmar que se trata de “la misma esencia: el escritor mientras crea su novela también la ve como si ocurriese ante sus ojos, está dentro de ese escenario, pero ¿qué escenario? Cada uno tiene que encontrar su método y eso no se enseña, cada cual tiene su música… es como criar a un hijo: hay libros sobre cómo hacerlo pero los padres tienen que ponerse en la situación y hacerlo”.

En cuanto a la creación de los personajes, Baudoin desveló que el chaval de la historia se da un aire al hijo de los autores, un parecido que no es el único y que dio lugar a un off de record tan interesante como inviolable.

Y llega el momento de dibujar
Elige el movimiento: un futbolista tirando a puerta. Primero, como lo ha aprendido (siguiendo leyes de anatomía, proporción, movimiento…) y después, siendo él. “Hace falta que yo sea el jugador, que tenga calor, que sude… como cuando un lector se enfrenta a una novela negra y tiene que pasar inquietud y miedo, así”.

Comienza. Se separa del papel. Imita la postura. Vuelve a acercarse a su hoja en blanco. Vuelve a probar la postura… y tras la danza. La imagen aprendida. Ahora no imita, va a ser. “Con el pincel y la tinta el papel cobra vida: es la música” asegura sonriente y explica al terminar la imagen, “con el primero siempre estaremos contentos y con el segundo, nunca: lo podríamos rehacer mil veces y aun así moriremos pensando en hacerlo de otro modo”.

Futbolista "aprendindo" VS Futbolista "vivido"

De otro modo. Que es como quiere él ver las cosas: “siempre hay que ir al centro de nosotros mismos sin dejarnos llevar por las imágenes que se nos cruzan cada día en la publicidad”. Los presentes le proponen imágenes. Por ejemplo, un bebé que es robado en plena calle. “No voy a dibujar el robo, ni una escena de acción, ni al bebé. Voy a retomar a Munch y voy a dibujar el grito de esa madre”.

Para cerrar, un dibujo especial: el famosísimo Inspector Adamsberg captura a Baudoin. El francés ríe y explica: “no se puede hacer un retrato, es siempre un autorretrato y es lo que ocurre también en este caso... Fred Vargas es Adanberg, pero en lo que a ella le falta porque ella es muy organizada y él no… es lo que ella es en su yo más profundo, lo que sueña ser”. Una gran Fred Vargas ante nuestros ojos captura a un diminuto Baudoin. Y la sala se llena de carcajadas.

Baudoin se despide: “sois una nota musical, id hasta el final”.

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Mestizaje Noir podrá visitarse en la Galerie du 10 del Institut Français de Madrid hasta el 28 de noviembre.


Imagen de la exposición