lunes, 27 de agosto de 2012

Praga, una ciudad muy diferente


Esta es una serie de recomendaciones que hago para visitar esta ciudad basadas en mi experiencia personal.

Entrada al Malá Strana por el Puente de Carlos -vista desde la iglesia de San Nicolás-

En junio de 2010 visité Praga con mi pareja. Es una época de lluvias y de temperaturas mucho más suaves que las que suele tener Madrid esos días. Sin embargo y para cumplir con las teorías conspiratorias de Murphy, hubo una estupenda ola de calor que me permitió quemarme. Con esto quiero decir que las estadísticas meteorológicas no siempre son reales... aunque seguramente llevar un chubasquero o paraguas en la maleta no está de más. Incluso bajo el sol abrasador tuve el honor de disfrutar de una tormentilla a mitad del Puente de Carlos.


Transporte


Praga tiene una red de tranvías, autobuses y metro estupendos. Bueno, el metro son sólo tres líneas pero la verdad es que con lo demás hay de sobra.
 
Tranvía sacado de http://www.disfrutapraga.com
Los tranvías te llevan a cualquier sitio, la frecuencia es muy corta, aproximadamente cada 10 minutos entre semana, cada 20 minutos los sábados y cada 30 minutos los domingos y la verdad es que son bastante fáciles de entender. La mayoría tienen carteles de la línea en los que están señaladas todas las paradas así que puedes ir contando y saber por donde vas y la mayoría también tienen una voz enlatada de estas espantosas que te dicen la próxima parada, si está cerca de una boca de metro y la que será la parada siguiente a esa. Además, los más modernos (que de paso están mejor acondicionados) el cartel que tienen con las paradas es electrónico, así que vas viendo siempre cuáles son las siguientes. Funciona hasta las 12 de la noche, y luego hay tranvías nocturnos que pasan cada media hora más o menos. Por el centro de verdad de la buena, el tranvía no pasa pero te deja muy cerca, como a 5 minutos andando.
 
Los autobuses son menos útiles a lo mejor pero también están bien para ciertas cosas, como la conexión con el aeropuerto. Y el metro tiene como mayor utilidad acercarte a los puntos más lejanos del centro histórico, además de dejar bastante cerca del centro.
 
Lo que sale mejor de precio es el billete de 24 horas válido para tranvía, metro y autobús. A junio de 2010 sale a 100 coronas (unos 3 euros, algo más…) y dura, desde el instante en que picas, 24 horas, es decir que si picaste a las 5 de la tarde, durará hasta las 5 de la tarde del día siguiente. El no ver de forma habitual a los revisores y el no tener que picar incitan bastante a ser un viajero pirata y no pagar pero lo cierto es que teóricamente existen y quizá por no pagar cuatro eurillos se nos estropee el día o incluso el viaje.



Comida


Como es de esperar, donde es más caro comer es en el centro histórico (Stare Mêsto), en el Malá Strana (porque tiene unas vistas preciosas de la ciudad) y dentro del castillo, dado que el turista no tiene apenas escapatoria y es una presa fácil y hambrienta. A pesar de ser más caros, el precio total sale como comer en España gracias al cambio.
 
El barrio judío es el más caro a la hora de visitarlo, sin embargo y contra todo pronóstico, para comer está bien de precio. En la mayor parte de los sitios tienen menú turístico, que no es nada caro y luego tienen también menú normal. Nosotros comimos en un sitio que se llamaba Rrčma, en la calle Rostečná 4, en el límite del Staré mĕsto con el Josefov, pero más bien en el segundo… y comimos muy bien y asequible.
 
Pilsner Urquell es la cerveza más común en Praga
También en barrios menos frecuentados, menos turísticos y sobre todo en calles de menos tránsito de visitantes, se está mucho mejor. No hay que andar mucho para eso y sales ganando bastante en precio y en hacerte una idea de cómo es la ciudad. Por ejemplo al sur del Karlovo Námesti, por la calle Na Slupi, ya cerca de Albertov y del barrio de Vyšehrad, se está bastante bien.
 
Y también me parece más que recomendable ir al barrio obrero de Žižkov, ver la antena de televisión (con bebés trepando a gatas por ella) y tomar algo en algún bar… nosotros fuimos al U Sadu, en Škroupovo náměsti, una plaza junto a la de la antena de televisión. A este barrio es preferible ir en metro pero en realidad tiene también buena conexión de tranvía y autobús, no se tarda nada y tiene su gracia ver la ciudad desde otro punto de vista aún más barato y bastante más real en comida (exuberante en cantidad), bebida (bastante variedad de cervezas) y gente.
 
Importante es no pedir mucha comida, porque un plato suele ser más bien un platazo y es absolutamente interminable, así que con un plato por persona vas más que servido. En cualquier caso la comida nunca es muy cara y ante el hambre siempre se puede recurrir a puestos callejeros y locales de comida rápida y grasienta que sana no será, pero llenar, sí que llena, y permite ahorrar algo de tiempo si vas apurado.



Visitar la ciudad

Hay que tener en cuenta que casi todo cierra entre las 5 y las 6 de la tarde y que de muchas iglesias te echan porque van a hacer un concierto o a ensayar con un coro o a dar misa o a hacer una boda… la mayoría de los sitios abren a las 10 de la mañana y tienen horario ininterrumpido hasta la hora de cerrar. Puede ser recomendable comprar la Prague Card dependiendo de nuestra edad (atención a los carnés jóvenes o al ser jubilado), condición (ser estudiante o periodista, por ejemplo) y evidentemente de qué vayamos a visitar y si hay que pagar o no por ello.



JOSEFOV (BARRIO JUDÍO)

Vista de algunas lápidas del Cementerio Judío
 
En este barrio estaba el gueto judío de la ciudad de Praga, bastante importante. Te cobran hasta por respirar. Así que ya puedes ser un niño de pecho, estudiante, jubilado o herido de guerra: nada te librará de pagar entrada… aunque sí hay descuentos que no están mal.
 
Es recomendable visitar (bajo una misma entrada) el Museo Judío constituido por cinco sinagogas (Pimkas, Maisel, Española, Klausen y Mayor) y el cementerio. Está todo junto salvo la Española, que está como a dos calles y la Mayor que no está tan junta pero está más cerca que la Española. También se supone interesante visitar la Sinagoga Vieja-Nueva (la más antigua de Europa) pero la entrada se paga aparte y es tan cara como ver todo lo demás junto… Nosotros no entramos pero se supone que es algo obligado.
 
Por otra parte, el Ayuntamiento es muy bonito (no se entra, se ve desde fuera) y se pasa por delante casi sin quererlo y por otro lado, al parecer es importante el Convento de Santa Inés.
 


STARÉ MĔSTO (CIUDAD VIEJA)

Reloj astronómico de la Ciudad Vieja
 
Hay que ir a la plaza de la ciudad vieja y allí están el Ayuntamiento (que se puede visitar), el reloj astronómico (que la gracia es verlo dar las horas, principalmente a las 12 de la mañana) y que se puede subir a la torre y se tienen unas vistas muy bonitas. También en la plaza están las iglesias de Nuestra Señora de Týn y de San Nicolás. Nuestra Señora de Týn está difícil para encontrar la entrada porque está rodeada por edificios, de modo que la ves sobresalir pero no ves por dónde entrar… se entra por el frente, a través de los arcos de ¿una galería?, ¿un restaurante?... por donde uno piensa que debería estar la entrada, ahí está. Ambas iglesias son muy bonitas.
 
El Klementinum, que está próximo al puente de la Ciudad Vieja (el que está por encima del Puente de Carlos) se supone que tiene una torre astronómica, una biblioteca barroca y una capilla de espejos impresionantes, lamentablemente siempre se hizo tarde y me quedé con la teoría y sin práctica.
 
También encontramos en este barrio una (hay más, de hecho muchas) Torre de la Pólvora a la que se puede subir y tener de nuevo unas vistas estupendas… pero quizá subir a todas las torres de la ciudad resulte bastante cansado.
 
Cada dos por tres vamos a toparnos con una iglesia, la mayoría de son barrocas, bastante impresionantes y además, todas con conciertos. Una que destaca es la Capilla de Belén.
 
Y como no, Karlův Most (el Puente de Carlos). Es bonito, las estatuas son bonitas, aunque algunas son copias (las de verdad están en el Vyšehrad por motivos de conservación), las vistas son bonitas y hay muchos puestos de láminas, fotos, cosas de madera (¿artesanías? yo no estaría muy segura), de metal, caricaturistas, etc. Lo típico es tocar la imagen de San Juan Nepomuceno (que según la leyenda lo tiraron al hombre desde ese punto del puente) y pedir un deseo.
 



NOVÉ MĔSTO (CIUDAD NUEVA)

Plaza de Wenceslao en la Ciudad Nueva
 
En este barrio casi todo lo puedes ver por fuera… Bueno, puedes entrar al Museo Nacional o la Galería Nacional (que está repartida en distintos edificios por la ciudad) pero es probable el no tener tiempo para eso sin dejar de ver otras cosas que quizá sean más características de la ciudad. A las iglesias normalmente se puede entrar (con las restricciones que ya he comentado) y a menudo vale la pena.
 
Aquí tenemos la Plaza de Wenceslao (Václavské náměstí), por la que se pasa una y mil veces se quiera o no y que en realidad es una plaza centro neurálgico económico con mucha gente por todas partes y el Museo Nacional en un extremo, lo más bonito sin duda, junto al Hotel Europa. En esta plaza se puede recoger la Prague Card en la calle Na Příkopě 3 en un mostradorcito enano que hay que tener cuidado para ver porque no parece para nada ser algo similar a un centro de información. Pese a todo, lo es.
 
Desde el lado del Museo Nacional y yendo hacia la izquierda, están la Ópera y el Teatro y unos enormes y bonitos jardines que (a junio de 2010) tienen bastantes mendigos… otro elemento de la ciudad que se cuela hasta la zona turística.
 
En una paralela a la Plaza de Wenceslao (Panská) está el Museo Mucha, que está bastante bien aunque es pequeñito. Es importante no tener necesidades porque no tiene baños...
 
También está, más al sur-oeste, la enorme plaza ajardinada de Carlos (Karlovo Náměsti). En ella están el Ayuntamiento Nuevo (para verlo por fuera), la Iglesia de San Ignacio (entrar), al extremo contrario del Ayuntamiento, la Casa de Fausto (para ver por fuera); yendo hacia el río, desde la mitad de la plaza (por la calle Resslova), la Iglesia de San Cirilo y San Metodio (también para ver por dentro, que es muy bonita…) y un poco más adelante en la acera contraria, la iglesia de San Wenceslao. Y por fin cuando vas a llegar al río por la misma calle (y por la misma acera de la Iglesia de San Wenceslao, la izquierda) te encuentras con la casa Danzante. Si se vuelve para atrás y se baja la plaza por la calle Vyšehradska, se encuentra uno con dos iglesias menores y con las ruinas del Convento de Emaus.
 



VYŠEHRAD

Rotonda de San Martín en el  Vyšehrad

Esta zona suele ser mucho menos visitada por turistas y yo considero que sin embargo vale bastante la pena pasarse por allí. Es una de las ciudades (ahora barrios) fundacionales de Praga y tiene una fortaleza que está bastante bien conservada. Llegar no es difícil en metro, es lo que deja más cerca y está mejor indicado. En tranvía es un poco más difícil… aunque se llega más o menos bien hay que subir un poco andando y puede ser cansado.
 
Dentro de las murallas de la fortaleza encontramos la Iglesia de San Pedro y San Pablo (imposible de no ver porque sus chapiteles neogóticos aparecen sobre todo lo demás) a la que no conseguimos entrar porque primero había misa y luego había una boda… pero que desde los cristales de la puerta parecía preciosa. Junto a esta iglesia está el Cementerio, que en realidad es más bien el Panteón de Hombres Ilustres; está más aglomerado de lo normal pero está bien pasearse un poco por él y es gratis, como casi todo en el Vyšehrad.
 
Hay también una iglesia dedicada a Santa María y otra a San Martín, que llama más la atención por ser una rotonda… si no hay misa, está cerrada, pero tampoco podemos asegurar que se pueda entrar durante la misa, más bien lo pondríamos bastante en duda.
 
Se puede entrar también a la Vieja Aduana, a la Galería (que en realidad presenta exposiciones de arte) y a una especie de “casa gótica” en la que se expone la evolución e historia del Vyšehrad. Pero nada de ello es excesivamente interesante y hay que pagar o utilizar Vouchers (o vales) de la Prague Card.
 
Esculturas en el interior de las Casamatas
Lo que sí es interesante es darse un buen paseo disfrutando de las vistas y echándole un ojo a las murallas enormes y sus puertas y poner especial atención a la Puerta de Ladrillos. En ésta hay una exposición permanente sobre el desarrollo de la fortaleza, que a lo mejor resulta más coñazo, pero desde ella nace una excursión a “las casamatas” que corren dentro de las murallas para defenderlas y que termina en una sala en que se guardan algunas de las  esculturas originales del Puente de Carlos (y probablemente también alguna exposición de arte moderno) y la verdad es que resulta muy interesante. Hay que pagar o usar el Voucher.
    * Por cierto, pasear por las Casamatas da un frío horrible, así que hay que llevar 
algo para abrigarse ese rato… si es que es verano, claro.
 



HRADČANY 
(EL BARRIO DEL CASTILLO)
 
Aquí además de lo evidente, la fortaleza del castillo, nos encontramos con La Loreta y el Monasterio Strahov. A esta zona se llega bien en tranvía (el 22) y luego se puede ir andando de un sitio a otro, o bien en tranvía (será como una parada, no más).
 
Nuestra Señora del Loreto

La Loreta desde su patio interior
 
Nuestra Señora del Loreto o La Loreta, como ellos dicen, es un convento centro de peregrinación en el que hay una copia de la Santa Casa (que está en Italia presuntamente traída desde Palestina). Así que es un convento en el centro de cuyo patio se encuentra una copia de la Santa casa y que tiene en un lado del cuadrado que forma el claustro (de dos pisos) la Iglesia de la Natividad. Todo ello se puede visitar pagando una única entrada (no muy cara) que también da derecho a ver el tesoro. Es bastante recomendable
 
Cerca (a una manzana escasa) se encuentra el Palacio de Černín, que se ve bien de lejos… pero que parece que no se puede visitar por dentro.
 
Monasterio Strahov

Imagen de la biblioteca del Monasterio Strahov
tomada del sitio web  http://www.disfrutapraga.com 
 

Este monasterio es grande, nada de un claustro con una iglesia y poco más, este es un monasterio a lo bestia, con enormes terrenos en forma de jardines y una biblioteca que (si no está en restauración, llena de andamios, como nos tocó a nosotros) es más que interesante de ver. Esta biblioteca es muy similar a la biblioteca barroca del Klementinum así que con ver una, uno se puede hacer idea de las dos. Bueno, pues este monasterio tiene esta importante biblioteca (de imponente precio la entrada) con un par de salas visibles, una galería de arte, interesante pero prescindible perfectamente, varios edificios para ver desde fuera, una iglesia menor dedicada a San Roque (que se encuentra nada más entrar a la izquierda y que actualmente funciona como galería de arte) y la Iglesia de Santa María, barroca recargada como pocas (aunque fue en su día románica y se le nota en la estructura), que se puede ver a través de una verja que separa la entrada de entrar a las naves. No obstante, tengo la impresión de que si se va con una excursión organizada con guía y esas cosas, sí que se puede entrar poco menos que hasta la cocina. Mejor no visitarla en domingo ya que hacen misa...
 
El castillo propiamente dicho

Vidriera realizada por A. Mucha para la
Catedral de San Vito
 
Dentro del castillo hay varios edificios así que se tarda en ver unas cuantas horas pero, a Dios gracias, a alguien se le ocurrió pensar en eso y tiene un horario más amplio. Eso sí, hay que pagar para entrar en todas las cosas.
 
Según se entra está la plaza central rodeada de palacios visitables la mayoría (aunque dudo que alguien tenga tiempo de ver absolutamente todo eso) con el Palacio Arzobispal al frente, donde si te toca puedes pillar el cambio de guardia, que está bien pero en pureza es como todos los cambios de guardia que hay a lo largo y ancho de este mundo aunque con unos trajecitos entre azul Prusia y azul cielo que resultan un poco pastelón a decir verdad.
 
Se sigue para adelante y se entra en el primer patio, pasando al segundo sin haberse ni enterado siquiera. A la izquierda queda la galería de arte del castillo, con varios autores importantes (pero que pasa lo mismo que con los palacios, que al final probablemente no haya tiempo de verla) y a continuación de ésta los establos imperiales.
 
Casi sin darnos cuenta y yendo de frente llegamos al tercer patio y nos topamos frente a frente con la Catedral de San Vito y de eso sí que nos vamos a dar cuenta. La plaza es diminuta en relación a la catedral así que los japoneses sufren mucho porque no se le pueden hacer fotos “de cuerpo entero” como se diría… La catedral es de obligada entrada. Probablemente haya cola para entrar (aunque va rápida), pero vale la pena hacerlo, es impresionante por fuera desde cualquier ángulo y por dentro, también.

Desde la "ventana de la defenestración"
 Junto a ella pasa desapercibida la pobre Capilla Antigua y yendo por la derecha de la Catedral, rodeándola vemos la Capilla de San Wenceslao, que se ve a través de una reja que no permiten traspasar. Frente por frente con ésta se encuentra el antiguo Palacio Real dentro del que encontramos el Salón de Ladislao, lo más vistoso, a parte de las vistas desde allí y la llamada “ventana de la defenestración”, porque allí iniciaron esa bonita costumbre de la ciudad. Yo recomiendo visitarlo, es algo corto, barato e interesante.
 
Frente a la parte de atrás de la catedral está la plaza de San Jorge, con una estatua de San Jorge (para el que no haya comprendido dónde está…) y el Convento de San Jorge y la Basílica de San Jorge, a las que también se puede entrar si no se tiene ya un entripado eclesiástico considerable.
 
Siguiendo por la calle que se encuentra a la derecha de éstas encontramos el Palacio Lobkowicz (al que podemos aplicar lo ya dicho sobre los múltiples palacios) y en frente el Museo del Juguete. Todo depende de lo que queramos, pero yo recomiendo visitarlo. Es simpático, entrañable, interesante y divertido y después de tanta cosa seria, unos cuantos juguetes, se agradecen bastante.
 
La paralela a esta calle por su izquierda es la conocida Callejuela del Oro, que nosotros tuvimos la buena fortuna de encontrar en obras y completamente levantada pero que tiene casitas de colorines muy lindas ellas y una torre al final a la que se puede subir.
 
También es posible subir a la Torre de la Pólvora que no subimos hasta arriba sino sólo una planta (por causas técnicas, probablemente de reforma) en la que te enseñan distintos uniformes y armas empleados y la diferencia de la policía perteneciente al castillo de la del resto. La verdad es que es cómodo e ilustrativo.
 

MALÁ STRANA 
(CIUDAD PEQUEÑA)
 
Canal de la Isla Kampa

En este barrio se encuentra el Monte Petřin (que llega por arriba hasta el Monasterio Strahov). Se puede subir en un funicular de horario bastante amplio y así llegar hasta un Mirador (al que se puede subir en ascensor y es recomendable pagar las 100 coronas que cuesta) especie de copia de la Torre Eiffel, que ofrece probablemente las vistas más altas de la ciudad. Cerca de éste están una rosaleda muy bonita y cuidada, un laberinto de espejos que parece divertido para entrar…
 
Lo más interesante sea probablemente la Iglesia de San Nicolás, de un barroco recalcitrante a la par que muy hermosa. Se puede subir además a la torre que se encuentra anexa y ofrece unas espléndidas vistas.
 
Por este barrio están también otras iglesias muy interesantes como la de Nuestra señora de las Cadenas (la más antigua del Malá Strana). Se supone que es muy recomendable ir a la Plaza de Waldstein y ver el palacio y jardines de alrededor así como ir a la calle Nerudova (paralela a las escaleras del Castillo) en honor al poeta checo Jan Neruda así como ver los palacios que hay en ella.
 
Finalmente, yo no me dejaría la Isla Kampa, que está en este barrio pegando al Puente de Carlos. Es un enorme jardín por así decir, que alberga el museo de la isla (de arte más o menos contemporáneo) y también el museo de J. Lenon. Lo cierto es que nosotros no vimos ninguno de los dos museos pero me parece curioso pasarse por allí, a ser posible en viernes o sábado por la tarde y ver qué se les ha ocurrido hacer. Digo esto porque da la impresión de que cada fin de semana hacen algo nuevo, generalmente, conciertos gratuitos al aire libre y es curioso ver la mezcla de gente que se reúne, tanto jóvenes alternativos (con sus rastas o sus pintas de punky) como familias con niños pequeños o señores y señoras bastante mayores. Yo no me perdería pasar un ratito viendo qué se cuece por allí.


Conciertos en la Isla Kampa




domingo, 26 de agosto de 2012

Tras los pasos de Miguel Strogoff


«
¿Cómo, por qué y gracias a qué estratagema, estos dos simples mortales sabían lo que tantos otros personajes, y de los más considerables, apenas sospechaban? Nadie hubiera podido decirlo. ¿Era en ellos don de presciencia o de previsión? ¿Poseían un sentido suplementario que les permitía ver más allá del horizonte limitado, a que puede alcanzar toda mirada humana? ¿Tenían olfato particular para husmear las noticias más secretas? Gracias a la costumbre, que había llegado a ser para ellos una segunda naturaleza, de vivir de la información y por la información, ¿se había transformado su naturaleza? Cualquiera se hubiera sentido inclinado a admitirlo así.

Uno de estos dos hombres era inglés, el otro francés, los dos altos y delgados; este moreno como los meridionales de la Provenza, aquel pelirrojo como un gentleman de Lancashire. El anglonormando, acompasado, frío, flemático, sobrio de movimientos y de palabras, parecía no hablar ni gesticular sino por medio de un resorte que funcionaba a intervalos regulares. El galo-romano, por el contrario, vivo, petulante, se expresaba a un tiempo con los ojos, con la boca y con las manos, manifestando de veinte maneras su pensamiento cuando su interlocutor aparentaba no tener más que uno solo, inmutablemente estereotipado en su cerebro.

Estas diferencias físicas hubieran llamado fácilmente la atención del menos observador de los hombres, pero un fisonomista que hubiera mirado un poco más de cerca a los dos extranjeros, habría determinado con claridad el contraste fisiológico que los caracterizaba, diciendo que si el francés era “todo ojos”, el inglés era “todo oídos”.

En efecto, el aparato óptico del uno se había perfeccionado singularmente con el uso. La sensibilidad de su retina debía de ser tan instantánea como la de esos prestidigitadores que conocen una carta sólo por el movimiento rápido del corte o solamente por la disposición de un naipe inadvertido para todos los demás. Aquel francés poseía, pues, en el más alto grado lo que se llama “la memoria del ojo”.

El inglés, por el contrario, parecía especialmente organizado para escuchar y oír. Cuando su aparato auditivo había sido herido por el sonido de una voz, no podía ya olvidarlo y al cabo de diez y aún de veinte años lo reconocía entre mil. Sus orejas ciertamente no tenían la posibilidad de moverse como las de los animales que están provistos de grandes pabellones auditivos. Pero ya que los sabios han constatado que las orejas humanas están “casi” inmóviles, habríamos tenido derecho a afirmar que las del susodicho inglés se enderezaban, se retorcían, se inclinaban, tratando de percibir los sonidos de una manera algo visible para el naturalista.

Conviene observar que esta perfección de la vista y del oído en los dos hombres les servía maravillosamente en su profesión, porque el inglés era corresponsal del Daily-Telegraph, y el francés corresponsal de... No decía de qué periódico o periódicos, y cuando se lo preguntaban respondía jovialmente que era corresponsal de “su prima Magdalena”. En el fondo, aquel francés, bajo su apariencia ligera, era muy perspicaz y muy astuto. Aunque a veces hablaba a tontas y a locas; quizá para ocultar mejor su deseo de saber, no se dejaba descubrir jamás. Su misma locuacidad le servía a veces para callarse y acaso era más cerrado, más discreto que su colega del Daily-Telegraph. Y ambos asistían a la fiesta dada en el Palacio Nuevo en la noche del 15 al 16 de julio en calidad de periodistas y para la mayor edificación de sus lectores.

Excusado es decir que aquellos dos hombres estaban apasionados por su misión en este mundo, que gustaban de lanzarse como hurones tras la pista de las noticias más inesperadas, que nada los espantaba ni arredraba para lograr su objeto, y que poseían la imperturbable sangre fría y el valor verdadero de la gente del oficio. Verdaderos jockeys de aquel steeplie-chase, de aquella caza de noticias, salvaban de una zancada los vallados, atravesaban los ríos, saltaban las barreras con el ardor incomparable de los corceles de pura sangre que quieren llegar “los primeros y con ventaja” o morir.

Por lo demás, sus periódicos no les economizaban el dinero, que es el elemento de información más seguro, más rápido y más perfecto que se conoce hasta el día. Debe añadirse también, y en su obsequio, que ni uno ni otro miraban ni escuchaban jamás lo que pasaba dentro de las paredes de la vida privada y que no obraban sino cuando se trataba de intereses políticos o sociales. En una palabra, hacían lo que desde hace algunos años se llama “el gran reportaje político y militar”.
»


Así presenta Julio Verne a los dos periodistas que son el hilo conductor de su fantástica novela Miguel Strogoff, el correo del zar (1876). Una aventura maravillosa que a mí desde muy pequeña me hizo soñar con ser como esos dos singulares personajes que nos permiten observar la acción desde el Palacio Nuevo hasta Irkutsk en pos del héroe protagonista a través del hielo y los múltiples peligros que al señor Verne le pareció oportuno colocar en el camino.

...Y sinceramente, tras leer esta descripción ¿quién no desearía ser como uno de esos dos intrépidos hombres?


Qui suis-je?


Je m’appelle Elvira. J’ai vingt-quatre ans. Je suis petite, fine, rousse, pas belle et pas laide… vraiment je suis assez normal même médiocre à vrai dire. Je ne suis pas trop intelligent ni bête. J’ai étudié Journalisme, le métier dont je suis vraiment passionnée.

Les soirs mornes de l’hiver j’aime bien manger des tranches de pain grillées avec du miel pendant que je lis un bon livre assise près de la fenêtre a travers de laquelle je regarde le monde dehors, de temps en temps. J’adore observer le gens quand ils pensent que personne ne les regarde… dans le métro, ou quand ils chantent comme des fous en voiture. Ce type de choses me fait sourire.

Je ne peux pas passer devant la porte de la cuisine sans regarder du coin de l’œil ce qui est dedans… d’habitude j’ai même besoin d’entrer et découvrir toutes les casseroles pour me laisser fasciner par la vision de ces trésors magnifiques et que leur arôme m’envahi.
Parmi les petites choses que je déteste, les deux plus absurdes sont le vent très violent qui m’oblige à courber le front et la saveur de l’eau après avoir mangé des artichauts. Je sais que ce sont des bêtises mais ils m’énervent.

Je me considère une personne nerveuse tandis que mes amis disent que je leur apporte du calme. Je ne comprends pas pourquoi où comment. Ils me trouvent cultivé, très lucide et avec une certaine capacité d’analyse. Ils aiment aussi mon sens de l’humour acide, ironique, qui est né quelques fois chez la tristesse.

D’après tout je suis très sensible, sincère, plus tendre que je semble être, fidèle comme un chien et c’est à cause de cela que quelques fois je me mets à pleurer comme une petite fille. Peut-être parce qu’en réalité je ne suis qu’une petite fille de vingt-quatre ans.

sábado, 25 de agosto de 2012

¿Quién soy yo?


Pertenezco al que Hobsbawm llamó el corto siglo veinte. Nací poco antes de que el Muro de Berlín cayera, aunque yo más bien diría que lo tiraron a causa de ciertos problemas en su construcción pero sobre todo con su mantenimiento. Parece ser que era complicado.

Tuve una infancia de salud enclenque así que me dediqué a leer bastante y aunque no puedo decir que fuese una suerte, sí que no hay mal que por bien no venga. Eso tiene mucho que ver con que haya estudiado Periodismo, para mí una auténtica pasión. Por eso no me cuesta nada creer a García Márquez cuando asegura que es el mejor oficio del mundo. Porque es verdad.

Mi curriculum infografiado

Mis intereses son muchos, por suerte. Tengo cierta debilidad por el mundo de la cultura y en particular de las artes escénicas (léase teatro), pero no sabría cocinar ese plato sin condimentos como la política, la ecología o esa extraña sección de prensa titulada “Sociedad”. ¿Pero sociedad no es todo? El caso es que estoy segura de que el Periodismo es algo creado por personas y dedicado a personas por lo que cuando no es así me resulta toda una traición.

Aunque soy algo tímida me gusta expresarme y por eso he aprendido a hacerlo también en inglés, francés y alemán. En cuanto a trayectoria profesional, colaboro asiduamente en la revista La gatera de la villa. También tuve una aparición fugaz en Culturamas y un breve paso por Radio Nacional de España. Durante tres meses me enamoré de ese otro modo mágico de contar. Aquello fue después de hacer escala otros 60 días (hora arriba, hora abajo) en el diario deportivo Marca, donde descubrí otros aspectos de la profesión: la corrección. Después de andar de un sitio a otro puedo asegurar que aunque ninguna experiencia es perfecta creo que se aprende más de los errores y la imperfección.

Por supuesto, como buena plumilla, me actualizo todo el tiempo con cursos y aprendizaje de nuevas herramientas que intento utilizar, al menos, en este blog.

*****

Si quieres conocerme por cómo escribo cuando no soy bloguera, pásate por aquí… ¡y léeme!

Entrevista al escritor mexicano Enrique Serna en Culturamas:

Reportaje sobre el Museo Tiflológico de Madrid para La Gatera de la Villa:

Reportaje sobre el Museo del Romanticismo de Madrid para La Gatera de la Villa (página 55):

Crónica de los Premios Ojo Crítico (RNE) para Culturamas:

Reportaje universitario realizado en 3º de carrera (enero de 2009) acerca de la situación que entonces vivía la Muralla árabe de Madrid:


También puedes descubrir cómo sueno en la radio…

Aquí tienes una muestra de mi paso por el área de cultura de los servicios informativos de Radio Nacional de España.

Festival musical Getafe En Vivo.

Pieza acerca de Una noche con Gabino.

Entrevista con el autor Carlos Fonseca sobre su primera novela, Luz negra.

Obra teatral infantil Zoo, de la compañía Yllana.

Después de que me picase el gusanito radiofónico en RNE, he dedicado algunos meses a la creación de un programa semanal de radio de una hora con mi amigo y compañero de aventuras Sergio Martín Calvo. Nuestro Mundos Cercanos hacía un recorrido sobre la actualidad semanal desde distintos planos, dirigido fundamentalmente por mi compañero Sergio y para aliviar la tensión, una dosis de cultura: exposiciones, cine, teatro, música… a cargo de una servidora. El sonido no es desde luego el de Radio Nacional pero aquí puedes encontrar una muestra de lo que juntos hemos estado contando.
          Primera parte.
          Segunda parte.


De nuevo en colaboración con Sergio Martín Calvo, realizamos en quinto curso de la carrera de Periodismo (febrero de 2011) un trabajo de análisis en el que tratamos de examinar el efecto de los medios de información alternativos a través de la técnica de los grupos de discusión.


Algunos meses después (junio de 2011) me aventuré en otro trabajo para la universidad, concretamente para la asignatura de Literatura Universal del siglo XX. En este caso se trataba de poner bajo la lupa el tiempo pasado en el teatro como una vía de creación abierta a finales del siglo XIX.

Portada de mi falsa Nuevo Mundo

Por último, una muestra de mis fotos y conocimientos de fotografía, infografía, edición de imagen y maquetación…

Para la fotografía, asómate a mi galería de Flick’r:
También he dejado por aquí algo de Illustrator y Photoshop.

Creación y edición de imagen y maquetación de prensa, siguiendo el rastro de los enlaces…
Revista homenaje a la mítica Nuevo Mundo.
Revista ficticia Rompiendo Fronteras.


…y por supuesto, aquí puedes consultar un clásico curriculum.


Vista del río Duero cerca de su desembocadura, en Oporto -Portugal-.

lunes, 20 de agosto de 2012

Les Apaches de Paris: les rois de la rue

Géronimo, chef de la
tribu des Apaches
Quand on écoute parler des Apaches, ce que vient à notre esprit c’est la tribu indienne dont Geronimo était le chef. De la même manière, si quelqu’un parle des tribus urbaines, la date plus lointaine a laquelle on pense sont les années soixante. En plus, toutes les fois qu’on entend parler de violence à la télé il semble que cela n’a jamais été plus terrible que des nos jours… Néanmoins si on mélange tout cela ensemble on trouvera quelque chose de différent. Les Apaches étaient une dangereuse tribu urbaine qui exista de 1900 à 1930 plus ou moins, très moderne et aussi très violente.


Je vous présente le Gang des Apaches. Ils étaient des jeunes de quinze à vingt ans qui terrorisaient la capital de l’Hexagone. Comme n’importe quelle tribu urbaine, ils donnaient beaucoup d’importance à l’apparence physique et dans ce cas, ce qui était important c’était briller: un veston noire d’un type de tissu capable de fulgurer, par exemple, en lustrine; chemise fripée un peu ouverte ou bien tricot rayé, ceinture rouge en flanelle et le dernier élément mais pas le moins important pour autant: les chaussures. En réalité les chaussures sont l’élément essentiel de l’apache. Ils devaient resplendir comme le soleil: une paire de bottines jaunes aurait été parfaite. Si on fait attention aux vêtements, on peut voir une certaine ressemblance avec une autre tribu urbaine violente des années folles (1920 approximativement) aux États-Unis, ces sont les «Pachucos», de jeunes garçons et filles de ce pays mais d’origine mexicaine avec une apparence physique aussi brillante que celle des Apaches. Peut-être que les Apaches lancèrent une mode qui était suivie à une distance de 5828 kilomètres.


Ressemblances mises à part, retournons au monde des Apaches. L’origine de la dénomination que ce gang a reçue est inconnue. Quelques auteurs montrent du doigt les journaux comme les créateurs du terme, tandis que d’autres auteurs indiquent le commissariat de Belleville. Selon Le petit Journal Illustré du 23 janvier 1910 pendant l’interrogatoire que le secrétaire du commissariat de Belleville faisait au chef de la bande local, le propre secrétaire «l'interrompit soudain et s'écria: — Mais ce sont là de vrais procédés d'Apaches. Apaches!...» Soit vraie, soit fausse c’est une bonne histoire pour expliquer comment la tribu de Geronimo ressuscita chez les français. Après cette création magistrale du fonctionnaire de police, les délinquants se seraient appropriés le nom «Apache» eux-mêmes pour montrer une attitude qui n’était jamais soumise. En réalité toutes les deux options (les journalistes ingénieux ou le secrétaire génial) sont parfaitement possibles.


Peut-être vous vous demandez pourquoi  le nom aurait pu être crée au commissariat de Belleville. La réponse est bien simple: l’Apache naquit sur le pavé des quartiers périphériques de Paris, dans la «zone» ou la banlieue. C’était là où les ouvriers avaient été relégués, c’était là où la population la plus pauvre se concentrait. Belleville était un de ces quartiers. L’Apache ne voulait pas être gêné dans son quartier ou pendant qu’il projetait un vol. Ils étaient connus par saleur violence: ils n’avaient aucun problème à tuer un quidam. Cependant ils préféraient évidemment parler sans que personne ne comprît rien. C’est à cause de cela qu’ils ont créé leur propre argot, ils «jaspinaiet le jars», c’est-à-dire ils parlaient l’argot.


Exemple de danse apache
Ils devinrent célèbres mais pas seulement pour leur violence. La danse apache fit fureur même chez les bourgeois. Certains d’entre eux (les plus courageux ou les plus inconscients) allèrent apprendre cette danse furieuse. Les Apaches dansaient comme ils vivaient: violemment. La danse apache a souvent été décrite comme l’imitation d’une dispute entre un proxénète et une prostituée: la femme était jetée par terre, tirée par les cheveux et lancée en l’air… et parfois elle réagissait avec des coups de poing. Ce n’est pas seulement la bizarre danse apache qui devint réputé, mais aussi sa musique dramatique. L’exemple le plus évident est Aristide Bruant. Le chanteur immortalisé plusieurs fois par Toulouse Lautrec au Moulin Rouge chantait «Chez les Apaches» et «Chant d’Apaches». En plus, il y eut des Apaches illustres. Un bon exemple est Amélie Helie, surnommée «Casque d’Or» par une infirmière. A 13 ans Amélie se mit en ménage avec un jeune ouvrier surnommé «le Matelot», pourtant elle le quitta peut après puisqu’elle trouvait que «son amour sombrait dans la routine». Elle rencontra une autre femme qui décida de la protéger… sur les trottoirs, Casque d’Or fit la connaissance de «Bouchon» un proxénète qui venait juste de sortir de prison. Amélie tomba amoureuse de lui et continua à se prostituer. Plus tard elle eut d’autres amants et d’autres travaux. Enfin elle finit mariée et avec quatre enfants. Elle meurt en 1933, toutefois Amélie ressuscita avec le film Casque d’Or dans la peau de l’actrice Simone Signoret.


Afiche du film Casque d’Or
Quand bien même la célébrité des Apaches était très grande, ils n’étaient pas des stars de cabaret. On ne doit pas oublier qu’ils n’étaient que des malfaiteurs. D’après Le Petit Journal Illustré et son journaliste Ernest Laut, ils étaient «la plaie de Paris». Les raisons que ce journaliste trouve pour ce phénomène sont la surpopulation de la capitale française («une population dont l’ensemble –Paris et banlieue- atteint, le chiffre énorme de 4 millions d’habitants»), la «trop grande liberté», l’indulgence de la justice avec les bandits (à cause de leur âge, car ils étaient très jeunes), le confort des prisons et le manque d’éducation, qui était terminé trop tôt. On ne peut pas savoir s’il avait raison ou non mais la plupart des textes assurent, comme lui, que «l’apache est le roi de la rue».


La une du Petit Journal Illustré
du 20 Octobre 1907
Comme tout phénomène social, les Apaches disparurent. Avant leur disparition, ils se propagèrent comme une épidémie tout autour de Paris, tout autour de la France, même dans l’Espagne. Néanmoins les Apaches finirent par être réduits et écrasés sous la pression des journaux, les efforts de la police et le massacre de la Ière Guerre Mondial. En effet, c’étaient les jeunes (spécialement les plus pauvres) qui allèrent à la guerre pour se faire tuer. Cependant, même si la guerre engendra de nombreuses pertes au sein de cette population, on ne doit pas penser que c’est la seule raison de sa disparition, mais une des raisons les plus importantes.


En conclusion, les Apaches étaient des malfaiteurs, mais aussi un phénomène social de premier ordre, une tribu urbaine qui créa une mode. En définitive, les Apaches étaient des voyous très dangereux qui vécurent il y a un siècle mais qui étaient très modernes.




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Bibliographie