jueves, 15 de noviembre de 2012

España: de la indignación hacia la acción


Hacía tiempo que España andaba adormecida pero de repente se despertó en medio de una crisis terrible. El estallido de la burbuja inmobiliaria hizo que la economía del país empezase a resbalar y caer descontrolada, cada vez más rápido. Desde ese momento la desigualdad empezó a crecer al mismo ritmo que el descontento y la indignación. Parece que ahora ha llegado el momento de la acción.

Joven en la manifestación del 25-S en Madrid - Juan R. Robles


Actualmente nos encontramos ante un país que ha cambiado la indiferencia del pasado por la indignación y la rabia. El primer signo evidente fue el 15-M: millares de manifestantes colapsaron el centro de diversas ciudades españolas y acapararon la atención de los medios de comunicación de medio mundo. Hace más de un año de todo aquello y es cierto que la situación ha cambiado. Lo ha hecho, pero a peor. La nueva reforma de la ley laboral a provocado que los afectados por los ERE fuesen casi trescientos mil (sólo hasta agosto, no hay cifras de los últimos dos meses y medio), es decir, un 53% más que en el mismo periodo de2011. No se trata más que de cifras pero detrás de cada número hay una persona que ha pasado a formar parte del paro (que va ya por 5.778.100 según el INE) o que ha aceptado algún trabajo cada vez más precario.

Recortes drásticos
Una trabajadora del Hospital del Tajo (Aranjuez, Madrid)
se manifiesta - David Ruíz
Al mismo tiempo que la tasa de desempleo se dispara, también lo hacen los precios. La última subida del IVA unida a la congelación de los salarios de los funcionarios y de las pensiones no ha dejado a nadie frío. Pero aún hay para rato. Las tijeras del gobierno son enormes y con ellas hace recortes estupendos. La sanidad y la educación son dos de los sectores más afectados y esto significa por ejemplo que un enfermo crónico no pueda recibir su tratamiento habitual, que haya muchos menos profesores o que los alumnos tengan que pagar el comedor del colegio pese a llevar la comida de casa en una tartera. Estas pequeñas cosas son las que hacen de la vida diaria una crispación continua. Por otra parte cada día echan de su casa a unas 160 personas a causa de hipotecas inimaginables que deben pagar aunque a partir de ahora el banco vaya a ser el propietario. Así es como se calcula que hay en torno a seis millones de viviendas vacías.


Impunidad y brutalidad
A todas estas carencias hay que añadir los excesos para que la balanza se desequilibre del todo. Los aeropuertos fantasma (como el de Ciudad Real que apenas tiene pasajeros, o el de Castellón), las estaciones del AVE en lugares completamente insólitos o los 632 consejeros personales de Rajoy, por no hablar de sus sueldos. La corrupción política, bien ilustrada por los casos “Gürtel”, “Palma Arena” o “Brugal” tampoco pone muy contento a nadie pues la sensación de impunidad es cada vez mayor. La desafección hacia la clase política palpable. Por otra parte tenemos también la inyección de capital a los bancos cuya situación económica no mejora tampoco. O la amnistía fiscal, que perdona a los grandes defraudadores si devuelven algunas migajas. Curiosamente el gobierno prevé un año 2013 movidito, debe de ser esa la razón por la que ha multiplicado por 18,8 el presupuesto para seguridad y unidades de intervención policial (alias, antidisturbios). Será un 1780% más de lo que gastó en 2012, año en el que Amnistía Internacional denunció la brutalidad policial durante las manifestaciones en nuestro país.

Un hombre golpeado durante la manifestación del 25-S en Madrid - Juan R.  Robles


Desobediencia cívica
Todos estos hechos sumados hacen de España un lugar en el que la desigualdad social ha aumentado nada menos que tres puntos en los últimos tres años según el coeficiente Gini. Es el país más desigual de la zona euro, un estado en el que más de un 20% de la población está rozando o bajo el umbral de la pobreza. Algo inevitable si el paro sube al mismo tiempo que los precios y mientras los salarios exploran el subsuelo. El término ‘working poor’ cobra entidad pues hay sueldos que no dan para vivir ni con los mínimos de dignidad.


Sin embargo la ciudadanía no se ha paralizado. Numerosas manifestaciones y concentraciones toman las calles cada semana, los funcionarios han creado los “viernes negros”, el día en que vestidos de ese color se hacen ver durante su tiempo de descanso por las calles de la ciudad, de muchas ciudades. Las redes de ayuda florecen poco a poco, así como los bancos del tiempo o de alimentos han ido asomando la cabeza tímidamente. También se han engendrado otras organizaciones, como las diversas plataformas en contra de los desahucios, que se calcula que han paralizado ya en torno a 500 casos. Un éxito si esto significa salvar vidas como la de Amaia Egaña, la mujer que saltó al vacío en Barakaldo la semana pasada. La desobediencia civil es el complemento perfecto a estas redes sociales. Colarse masivamente en el metro de Madrid (cuyo precio ha sufrido la mayor subida de los últimos diez años), no pagar los peajes de las autopistas catalanas (las que no tienen peaje son menos del 40%) bajo el lema “no vull pagar” o negarse a abonar el euro por receta son iniciativas cada vez más populares.

En este contexto social en el que los españoles se preguntan las condiciones de un más que posible rescate financiero o el porqué se vota a un presidente si al final son la Unión Europea y “los mercados” quienes terminan por decidir, el gobierno de Rajoy se encuentra con que es el primero de la democracia con dos huelgas generales en un mismo año.


Manifestación del 15-M en la Puerta del Sol (Madrid) - David Ruíz


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Artículo publicado el 14/11/2012 por Journal EUROPA en journaleuropa.info




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