En un vuelo sin motor te lanzas hacia el vacío. Con los ojos cerrados, claro. Con los ojos cerrados es mucho más fácil.
Dejas de sentir, de pensar... de pensar no del todo. Lo que si es cierto es que reduces tus pensamientos a uno solo, el final de la caída. ¿Se siente un brutal impacto o para cuando llega el impacto ya no se siente nada?
Dejas todos los músculos fláccidos, sueltos, lo que la gente llamaría “como un muerto”. Mentira: los muertos padecen el 'rigor mortis'. Dejas tu cuerpo flojo como alguien que duerme a pierna suelta. Pero no duermes, eres perfectamente consciente de ti.
Abres los ojos. Sigues viendo las cosas a tu alrededor subir disparadas. Ahora hacia abajo. Debes estar cayendo de cabeza. No sientes que te estés moviendo pero todo sale escopetado hacia los pies desde tu cabeza, como en un lanzamiento de ti hacia el espacio por arte de magia. Pero en esta carrera interestelar la meta es la acera. Ya casi puedes contar los cuadraditos que la forman...
Estás a punto...
¿Estás preparado?
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