Habrá quien diga que no. Pero yo creo que la generosidad es
un principio fundamental que mueve el mundo. Un instinto. Cercano al de
supervivencia incluso.
Habrá quien diga que no. Pero yo creo que es así. Y que si
se pone en peligro, el abismo se tambalea bajo los pies de la sociedad. Lo cierto es que eso de “la sociedad” puede
sonar a cosa lejana y rara. Pero al fin y al cabo la sociedad somos tú y yo, y
ese, aquél, el de más allá y ese otro. El vecino, el amigo, la madre, el
abuelo, la tendera y el primo. Aunque las matemáticas no son mi fuerte, la suma
de todos nosotros va y da la sociedad. Así de caprichosas son las ciencias
sociales. Que son sociales porque vienen de sociedad, claro.
Evolución de la Prima de Riesgo en los últimos meses según http://www.datosmacro.com |
Y entonces nos encontramos con que en la sociedad rigen unos
numeritos que también parecen lejanos. La prima de riesgo, que no es la
familiar de nadie o al menos no es una pariente muy querida. Y la bolsa, los
índices bursátiles, que hay que ver qué nombre más feo tienen los pobres. Ayer la
ya famosísima prima de riesgo estaba en 494 puntos básicos. La nuestra, la
española. Eso, a parte de ser un curioso cálculo comparativo entre Alemania y España
significa que hay un buen puñado de gente realmente acongojada, que lo del “agua
al cuello” no es del todo una metáfora. Lo fascinante es que la noticia de esa
cifra es buena porque ha bajado.
Alimentos de primera necesidad que se podrían comprar con 8€ |
Y claro, para que la prima baje, la bolsa suba y el
presidente del gobierno se vaya de vacaciones hay que sacar la podadora. Me río
yo de las tijeras de podar de mi madre. En cuestión de talar, Rajoy se ve que
la tiene bastante más grande. Y no es cosa de risa porque más allá de
fanfarronadas de bar el sistema social, ese que llamamos “de bienestar” y que
nos afecta a todos se está yendo no tan lentamente por el desagüe. Que si ahora
los niños que se llevan la comida al cole van a pagar 3 eurillos de nada (diarios)
por el comedor, que si tampoco les hace falta tanta calefacción, que si las
pensiones no van a subir y de hecho van a bajar… que si ocho euros son apenas cuatro cafés, que si hay que pagar por las recetas, que si los inmigrantes
igual no son tan españoles y no se merecen nuestra sanidad, que si los
funcionarios viven demasiado bien, que si los mineros no son tantos… y al
final, el cinturón bien apretadito… cada vez más, pero a la altura del cuello,
oiga.
Rafael Matesanz, director de la Organización Nacional de Trasplantes. Foto sacada de www.diariomedico.com/ |
Hasta hace bien poco teníamos un sistema sanitario estupendo. El mundo entero ponía los ojos en nosotros para bien. Nuestras enfermeras
son la envidia de toda Europa, se las rifan. Y se fijan los de afuera particularmente en
nuestro sistema de donaciones de órganos. España es un país líder en trasplantes.
O lo era hasta ahora mismo. Dicen los expertos y concretamente el doctor Rafael
Matesanz, director de la Organización Nacional de Trasplantes, que la clave es una
buena organización, una buenísima coordinación y sobre todo la solidaridad de
los pacientes que se basa en un sistema público de salud que cubre a toda la
población. Él lo expresa del siguiente modo: “el mensaje ‘usted debe de donar
porque usted puede recibir’ es algo que solamente en un sistema público
universal se puede dar”. Parece lógico. Cualquier día puedo necesitar un órgano
y por tanto si puedo facilitar la vida a otro ser humano, lo haré porque dice
el castizo refranero que favor con favor se paga. ¿Donaríamos o dejaríamos que
un pariente recién fallecido donase si nosotros debemos de pagar para recibir
un órgano?, ¿permitiríamos que se “ultrajase” el cadáver de un ser amado si no
pudiésemos tener nosotros también vida a cambio?. Probablemente no. Por algo
tan simple como que todos tendemos a ser solidarios en un sistema igualitario
pero a nadie le suele gustar sentirse utilizado.
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