sábado, 18 de agosto de 2012

La importancia de la solidaridad


Habrá quien diga que no. Pero yo creo que la generosidad es un principio fundamental que mueve el mundo. Un instinto. Cercano al de supervivencia incluso.
Habrá quien diga que no. Pero yo creo que es así. Y que si se pone en peligro, el abismo se tambalea bajo los pies de la sociedad.  Lo cierto es que eso de “la sociedad” puede sonar a cosa lejana y rara. Pero al fin y al cabo la sociedad somos tú y yo, y ese, aquél, el de más allá y ese otro. El vecino, el amigo, la madre, el abuelo, la tendera y el primo. Aunque las matemáticas no son mi fuerte, la suma de todos nosotros va y da la sociedad. Así de caprichosas son las ciencias sociales. Que son sociales porque vienen de sociedad, claro.



Evolución de la Prima de Riesgo en los últimos
meses según  http://www.datosmacro.com
 
Y entonces nos encontramos con que en la sociedad rigen unos numeritos que también parecen lejanos. La prima de riesgo, que no es la familiar de nadie o al menos no es una pariente muy querida. Y la bolsa, los índices bursátiles, que hay que ver qué nombre más feo tienen los pobres. Ayer la ya famosísima prima de riesgo estaba en 494 puntos básicos. La nuestra, la española. Eso, a parte de ser un curioso cálculo comparativo entre Alemania y España significa que hay un buen puñado de gente realmente acongojada, que lo del “agua al cuello” no es del todo una metáfora. Lo fascinante es que la noticia de esa cifra es buena porque ha bajado.


Alimentos de primera necesidad
que se podrían comprar con 8€
Y claro, para que la prima baje, la bolsa suba y el presidente del gobierno se vaya de vacaciones hay que sacar la podadora. Me río yo de las tijeras de podar de mi madre. En cuestión de talar, Rajoy se ve que la tiene bastante más grande. Y no es cosa de risa porque más allá de fanfarronadas de bar el sistema social, ese que llamamos “de bienestar” y que nos afecta a todos se está yendo no tan lentamente por el desagüe. Que si ahora los niños que se llevan la comida al cole van a pagar 3 eurillos de nada (diarios) por el comedor, que si tampoco les hace falta tanta calefacción, que si las pensiones no van a subir y de hecho van a bajar… que si ocho euros son apenas cuatro cafés, que si hay que pagar por las recetas, que si los inmigrantes igual no son tan españoles y no se merecen nuestra sanidad, que si los funcionarios viven demasiado bien, que si los mineros no son tantos… y al final, el cinturón bien apretadito… cada vez más, pero a la altura del cuello, oiga.


Rafael Matesanz, director de la Organización Nacional 
de Trasplantes. Foto sacada de www.diariomedico.com/
Hasta hace bien poco teníamos un sistema sanitario estupendo. El mundo entero ponía los ojos en nosotros para bien. Nuestras enfermeras son la envidia de toda Europa, se las rifan. Y se fijan los de afuera particularmente en nuestro sistema de donaciones de órganos. España es un país líder en trasplantes. O lo era hasta ahora mismo. Dicen los expertos y concretamente el doctor Rafael Matesanz, director de la Organización Nacional de Trasplantes, que la clave es una buena organización, una buenísima coordinación y sobre todo la solidaridad de los pacientes que se basa en un sistema público de salud que cubre a toda la población. Él lo expresa del siguiente modo: “el mensaje ‘usted debe de donar porque usted puede recibir’ es algo que solamente en un sistema público universal se puede dar”. Parece lógico. Cualquier día puedo necesitar un órgano y por tanto si puedo facilitar la vida a otro ser humano, lo haré porque dice el castizo refranero que favor con favor se paga. ¿Donaríamos o dejaríamos que un pariente recién fallecido donase si nosotros debemos de pagar para recibir un órgano?, ¿permitiríamos que se “ultrajase” el cadáver de un ser amado si no pudiésemos tener nosotros también vida a cambio?. Probablemente no. Por algo tan simple como que todos tendemos a ser solidarios en un sistema igualitario pero a nadie le suele gustar sentirse utilizado.


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Recomiendo encarecidamente los menos de catorce minutos del reportaje de Informe Semanal titulado Tiempo de vida. La intervención de Rafael Matesanz a la que hago referencia en el texto se encuentra a partir del minuto 2.23 aproximadamente.


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