lunes, 27 de agosto de 2012

Praga, una ciudad muy diferente


Esta es una serie de recomendaciones que hago para visitar esta ciudad basadas en mi experiencia personal.

Entrada al Malá Strana por el Puente de Carlos -vista desde la iglesia de San Nicolás-

En junio de 2010 visité Praga con mi pareja. Es una época de lluvias y de temperaturas mucho más suaves que las que suele tener Madrid esos días. Sin embargo y para cumplir con las teorías conspiratorias de Murphy, hubo una estupenda ola de calor que me permitió quemarme. Con esto quiero decir que las estadísticas meteorológicas no siempre son reales... aunque seguramente llevar un chubasquero o paraguas en la maleta no está de más. Incluso bajo el sol abrasador tuve el honor de disfrutar de una tormentilla a mitad del Puente de Carlos.


Transporte


Praga tiene una red de tranvías, autobuses y metro estupendos. Bueno, el metro son sólo tres líneas pero la verdad es que con lo demás hay de sobra.
 
Tranvía sacado de http://www.disfrutapraga.com
Los tranvías te llevan a cualquier sitio, la frecuencia es muy corta, aproximadamente cada 10 minutos entre semana, cada 20 minutos los sábados y cada 30 minutos los domingos y la verdad es que son bastante fáciles de entender. La mayoría tienen carteles de la línea en los que están señaladas todas las paradas así que puedes ir contando y saber por donde vas y la mayoría también tienen una voz enlatada de estas espantosas que te dicen la próxima parada, si está cerca de una boca de metro y la que será la parada siguiente a esa. Además, los más modernos (que de paso están mejor acondicionados) el cartel que tienen con las paradas es electrónico, así que vas viendo siempre cuáles son las siguientes. Funciona hasta las 12 de la noche, y luego hay tranvías nocturnos que pasan cada media hora más o menos. Por el centro de verdad de la buena, el tranvía no pasa pero te deja muy cerca, como a 5 minutos andando.
 
Los autobuses son menos útiles a lo mejor pero también están bien para ciertas cosas, como la conexión con el aeropuerto. Y el metro tiene como mayor utilidad acercarte a los puntos más lejanos del centro histórico, además de dejar bastante cerca del centro.
 
Lo que sale mejor de precio es el billete de 24 horas válido para tranvía, metro y autobús. A junio de 2010 sale a 100 coronas (unos 3 euros, algo más…) y dura, desde el instante en que picas, 24 horas, es decir que si picaste a las 5 de la tarde, durará hasta las 5 de la tarde del día siguiente. El no ver de forma habitual a los revisores y el no tener que picar incitan bastante a ser un viajero pirata y no pagar pero lo cierto es que teóricamente existen y quizá por no pagar cuatro eurillos se nos estropee el día o incluso el viaje.



Comida


Como es de esperar, donde es más caro comer es en el centro histórico (Stare Mêsto), en el Malá Strana (porque tiene unas vistas preciosas de la ciudad) y dentro del castillo, dado que el turista no tiene apenas escapatoria y es una presa fácil y hambrienta. A pesar de ser más caros, el precio total sale como comer en España gracias al cambio.
 
El barrio judío es el más caro a la hora de visitarlo, sin embargo y contra todo pronóstico, para comer está bien de precio. En la mayor parte de los sitios tienen menú turístico, que no es nada caro y luego tienen también menú normal. Nosotros comimos en un sitio que se llamaba Rrčma, en la calle Rostečná 4, en el límite del Staré mĕsto con el Josefov, pero más bien en el segundo… y comimos muy bien y asequible.
 
Pilsner Urquell es la cerveza más común en Praga
También en barrios menos frecuentados, menos turísticos y sobre todo en calles de menos tránsito de visitantes, se está mucho mejor. No hay que andar mucho para eso y sales ganando bastante en precio y en hacerte una idea de cómo es la ciudad. Por ejemplo al sur del Karlovo Námesti, por la calle Na Slupi, ya cerca de Albertov y del barrio de Vyšehrad, se está bastante bien.
 
Y también me parece más que recomendable ir al barrio obrero de Žižkov, ver la antena de televisión (con bebés trepando a gatas por ella) y tomar algo en algún bar… nosotros fuimos al U Sadu, en Škroupovo náměsti, una plaza junto a la de la antena de televisión. A este barrio es preferible ir en metro pero en realidad tiene también buena conexión de tranvía y autobús, no se tarda nada y tiene su gracia ver la ciudad desde otro punto de vista aún más barato y bastante más real en comida (exuberante en cantidad), bebida (bastante variedad de cervezas) y gente.
 
Importante es no pedir mucha comida, porque un plato suele ser más bien un platazo y es absolutamente interminable, así que con un plato por persona vas más que servido. En cualquier caso la comida nunca es muy cara y ante el hambre siempre se puede recurrir a puestos callejeros y locales de comida rápida y grasienta que sana no será, pero llenar, sí que llena, y permite ahorrar algo de tiempo si vas apurado.



Visitar la ciudad

Hay que tener en cuenta que casi todo cierra entre las 5 y las 6 de la tarde y que de muchas iglesias te echan porque van a hacer un concierto o a ensayar con un coro o a dar misa o a hacer una boda… la mayoría de los sitios abren a las 10 de la mañana y tienen horario ininterrumpido hasta la hora de cerrar. Puede ser recomendable comprar la Prague Card dependiendo de nuestra edad (atención a los carnés jóvenes o al ser jubilado), condición (ser estudiante o periodista, por ejemplo) y evidentemente de qué vayamos a visitar y si hay que pagar o no por ello.



JOSEFOV (BARRIO JUDÍO)

Vista de algunas lápidas del Cementerio Judío
 
En este barrio estaba el gueto judío de la ciudad de Praga, bastante importante. Te cobran hasta por respirar. Así que ya puedes ser un niño de pecho, estudiante, jubilado o herido de guerra: nada te librará de pagar entrada… aunque sí hay descuentos que no están mal.
 
Es recomendable visitar (bajo una misma entrada) el Museo Judío constituido por cinco sinagogas (Pimkas, Maisel, Española, Klausen y Mayor) y el cementerio. Está todo junto salvo la Española, que está como a dos calles y la Mayor que no está tan junta pero está más cerca que la Española. También se supone interesante visitar la Sinagoga Vieja-Nueva (la más antigua de Europa) pero la entrada se paga aparte y es tan cara como ver todo lo demás junto… Nosotros no entramos pero se supone que es algo obligado.
 
Por otra parte, el Ayuntamiento es muy bonito (no se entra, se ve desde fuera) y se pasa por delante casi sin quererlo y por otro lado, al parecer es importante el Convento de Santa Inés.
 


STARÉ MĔSTO (CIUDAD VIEJA)

Reloj astronómico de la Ciudad Vieja
 
Hay que ir a la plaza de la ciudad vieja y allí están el Ayuntamiento (que se puede visitar), el reloj astronómico (que la gracia es verlo dar las horas, principalmente a las 12 de la mañana) y que se puede subir a la torre y se tienen unas vistas muy bonitas. También en la plaza están las iglesias de Nuestra Señora de Týn y de San Nicolás. Nuestra Señora de Týn está difícil para encontrar la entrada porque está rodeada por edificios, de modo que la ves sobresalir pero no ves por dónde entrar… se entra por el frente, a través de los arcos de ¿una galería?, ¿un restaurante?... por donde uno piensa que debería estar la entrada, ahí está. Ambas iglesias son muy bonitas.
 
El Klementinum, que está próximo al puente de la Ciudad Vieja (el que está por encima del Puente de Carlos) se supone que tiene una torre astronómica, una biblioteca barroca y una capilla de espejos impresionantes, lamentablemente siempre se hizo tarde y me quedé con la teoría y sin práctica.
 
También encontramos en este barrio una (hay más, de hecho muchas) Torre de la Pólvora a la que se puede subir y tener de nuevo unas vistas estupendas… pero quizá subir a todas las torres de la ciudad resulte bastante cansado.
 
Cada dos por tres vamos a toparnos con una iglesia, la mayoría de son barrocas, bastante impresionantes y además, todas con conciertos. Una que destaca es la Capilla de Belén.
 
Y como no, Karlův Most (el Puente de Carlos). Es bonito, las estatuas son bonitas, aunque algunas son copias (las de verdad están en el Vyšehrad por motivos de conservación), las vistas son bonitas y hay muchos puestos de láminas, fotos, cosas de madera (¿artesanías? yo no estaría muy segura), de metal, caricaturistas, etc. Lo típico es tocar la imagen de San Juan Nepomuceno (que según la leyenda lo tiraron al hombre desde ese punto del puente) y pedir un deseo.
 



NOVÉ MĔSTO (CIUDAD NUEVA)

Plaza de Wenceslao en la Ciudad Nueva
 
En este barrio casi todo lo puedes ver por fuera… Bueno, puedes entrar al Museo Nacional o la Galería Nacional (que está repartida en distintos edificios por la ciudad) pero es probable el no tener tiempo para eso sin dejar de ver otras cosas que quizá sean más características de la ciudad. A las iglesias normalmente se puede entrar (con las restricciones que ya he comentado) y a menudo vale la pena.
 
Aquí tenemos la Plaza de Wenceslao (Václavské náměstí), por la que se pasa una y mil veces se quiera o no y que en realidad es una plaza centro neurálgico económico con mucha gente por todas partes y el Museo Nacional en un extremo, lo más bonito sin duda, junto al Hotel Europa. En esta plaza se puede recoger la Prague Card en la calle Na Příkopě 3 en un mostradorcito enano que hay que tener cuidado para ver porque no parece para nada ser algo similar a un centro de información. Pese a todo, lo es.
 
Desde el lado del Museo Nacional y yendo hacia la izquierda, están la Ópera y el Teatro y unos enormes y bonitos jardines que (a junio de 2010) tienen bastantes mendigos… otro elemento de la ciudad que se cuela hasta la zona turística.
 
En una paralela a la Plaza de Wenceslao (Panská) está el Museo Mucha, que está bastante bien aunque es pequeñito. Es importante no tener necesidades porque no tiene baños...
 
También está, más al sur-oeste, la enorme plaza ajardinada de Carlos (Karlovo Náměsti). En ella están el Ayuntamiento Nuevo (para verlo por fuera), la Iglesia de San Ignacio (entrar), al extremo contrario del Ayuntamiento, la Casa de Fausto (para ver por fuera); yendo hacia el río, desde la mitad de la plaza (por la calle Resslova), la Iglesia de San Cirilo y San Metodio (también para ver por dentro, que es muy bonita…) y un poco más adelante en la acera contraria, la iglesia de San Wenceslao. Y por fin cuando vas a llegar al río por la misma calle (y por la misma acera de la Iglesia de San Wenceslao, la izquierda) te encuentras con la casa Danzante. Si se vuelve para atrás y se baja la plaza por la calle Vyšehradska, se encuentra uno con dos iglesias menores y con las ruinas del Convento de Emaus.
 



VYŠEHRAD

Rotonda de San Martín en el  Vyšehrad

Esta zona suele ser mucho menos visitada por turistas y yo considero que sin embargo vale bastante la pena pasarse por allí. Es una de las ciudades (ahora barrios) fundacionales de Praga y tiene una fortaleza que está bastante bien conservada. Llegar no es difícil en metro, es lo que deja más cerca y está mejor indicado. En tranvía es un poco más difícil… aunque se llega más o menos bien hay que subir un poco andando y puede ser cansado.
 
Dentro de las murallas de la fortaleza encontramos la Iglesia de San Pedro y San Pablo (imposible de no ver porque sus chapiteles neogóticos aparecen sobre todo lo demás) a la que no conseguimos entrar porque primero había misa y luego había una boda… pero que desde los cristales de la puerta parecía preciosa. Junto a esta iglesia está el Cementerio, que en realidad es más bien el Panteón de Hombres Ilustres; está más aglomerado de lo normal pero está bien pasearse un poco por él y es gratis, como casi todo en el Vyšehrad.
 
Hay también una iglesia dedicada a Santa María y otra a San Martín, que llama más la atención por ser una rotonda… si no hay misa, está cerrada, pero tampoco podemos asegurar que se pueda entrar durante la misa, más bien lo pondríamos bastante en duda.
 
Se puede entrar también a la Vieja Aduana, a la Galería (que en realidad presenta exposiciones de arte) y a una especie de “casa gótica” en la que se expone la evolución e historia del Vyšehrad. Pero nada de ello es excesivamente interesante y hay que pagar o utilizar Vouchers (o vales) de la Prague Card.
 
Esculturas en el interior de las Casamatas
Lo que sí es interesante es darse un buen paseo disfrutando de las vistas y echándole un ojo a las murallas enormes y sus puertas y poner especial atención a la Puerta de Ladrillos. En ésta hay una exposición permanente sobre el desarrollo de la fortaleza, que a lo mejor resulta más coñazo, pero desde ella nace una excursión a “las casamatas” que corren dentro de las murallas para defenderlas y que termina en una sala en que se guardan algunas de las  esculturas originales del Puente de Carlos (y probablemente también alguna exposición de arte moderno) y la verdad es que resulta muy interesante. Hay que pagar o usar el Voucher.
    * Por cierto, pasear por las Casamatas da un frío horrible, así que hay que llevar 
algo para abrigarse ese rato… si es que es verano, claro.
 



HRADČANY 
(EL BARRIO DEL CASTILLO)
 
Aquí además de lo evidente, la fortaleza del castillo, nos encontramos con La Loreta y el Monasterio Strahov. A esta zona se llega bien en tranvía (el 22) y luego se puede ir andando de un sitio a otro, o bien en tranvía (será como una parada, no más).
 
Nuestra Señora del Loreto

La Loreta desde su patio interior
 
Nuestra Señora del Loreto o La Loreta, como ellos dicen, es un convento centro de peregrinación en el que hay una copia de la Santa Casa (que está en Italia presuntamente traída desde Palestina). Así que es un convento en el centro de cuyo patio se encuentra una copia de la Santa casa y que tiene en un lado del cuadrado que forma el claustro (de dos pisos) la Iglesia de la Natividad. Todo ello se puede visitar pagando una única entrada (no muy cara) que también da derecho a ver el tesoro. Es bastante recomendable
 
Cerca (a una manzana escasa) se encuentra el Palacio de Černín, que se ve bien de lejos… pero que parece que no se puede visitar por dentro.
 
Monasterio Strahov

Imagen de la biblioteca del Monasterio Strahov
tomada del sitio web  http://www.disfrutapraga.com 
 

Este monasterio es grande, nada de un claustro con una iglesia y poco más, este es un monasterio a lo bestia, con enormes terrenos en forma de jardines y una biblioteca que (si no está en restauración, llena de andamios, como nos tocó a nosotros) es más que interesante de ver. Esta biblioteca es muy similar a la biblioteca barroca del Klementinum así que con ver una, uno se puede hacer idea de las dos. Bueno, pues este monasterio tiene esta importante biblioteca (de imponente precio la entrada) con un par de salas visibles, una galería de arte, interesante pero prescindible perfectamente, varios edificios para ver desde fuera, una iglesia menor dedicada a San Roque (que se encuentra nada más entrar a la izquierda y que actualmente funciona como galería de arte) y la Iglesia de Santa María, barroca recargada como pocas (aunque fue en su día románica y se le nota en la estructura), que se puede ver a través de una verja que separa la entrada de entrar a las naves. No obstante, tengo la impresión de que si se va con una excursión organizada con guía y esas cosas, sí que se puede entrar poco menos que hasta la cocina. Mejor no visitarla en domingo ya que hacen misa...
 
El castillo propiamente dicho

Vidriera realizada por A. Mucha para la
Catedral de San Vito
 
Dentro del castillo hay varios edificios así que se tarda en ver unas cuantas horas pero, a Dios gracias, a alguien se le ocurrió pensar en eso y tiene un horario más amplio. Eso sí, hay que pagar para entrar en todas las cosas.
 
Según se entra está la plaza central rodeada de palacios visitables la mayoría (aunque dudo que alguien tenga tiempo de ver absolutamente todo eso) con el Palacio Arzobispal al frente, donde si te toca puedes pillar el cambio de guardia, que está bien pero en pureza es como todos los cambios de guardia que hay a lo largo y ancho de este mundo aunque con unos trajecitos entre azul Prusia y azul cielo que resultan un poco pastelón a decir verdad.
 
Se sigue para adelante y se entra en el primer patio, pasando al segundo sin haberse ni enterado siquiera. A la izquierda queda la galería de arte del castillo, con varios autores importantes (pero que pasa lo mismo que con los palacios, que al final probablemente no haya tiempo de verla) y a continuación de ésta los establos imperiales.
 
Casi sin darnos cuenta y yendo de frente llegamos al tercer patio y nos topamos frente a frente con la Catedral de San Vito y de eso sí que nos vamos a dar cuenta. La plaza es diminuta en relación a la catedral así que los japoneses sufren mucho porque no se le pueden hacer fotos “de cuerpo entero” como se diría… La catedral es de obligada entrada. Probablemente haya cola para entrar (aunque va rápida), pero vale la pena hacerlo, es impresionante por fuera desde cualquier ángulo y por dentro, también.

Desde la "ventana de la defenestración"
 Junto a ella pasa desapercibida la pobre Capilla Antigua y yendo por la derecha de la Catedral, rodeándola vemos la Capilla de San Wenceslao, que se ve a través de una reja que no permiten traspasar. Frente por frente con ésta se encuentra el antiguo Palacio Real dentro del que encontramos el Salón de Ladislao, lo más vistoso, a parte de las vistas desde allí y la llamada “ventana de la defenestración”, porque allí iniciaron esa bonita costumbre de la ciudad. Yo recomiendo visitarlo, es algo corto, barato e interesante.
 
Frente a la parte de atrás de la catedral está la plaza de San Jorge, con una estatua de San Jorge (para el que no haya comprendido dónde está…) y el Convento de San Jorge y la Basílica de San Jorge, a las que también se puede entrar si no se tiene ya un entripado eclesiástico considerable.
 
Siguiendo por la calle que se encuentra a la derecha de éstas encontramos el Palacio Lobkowicz (al que podemos aplicar lo ya dicho sobre los múltiples palacios) y en frente el Museo del Juguete. Todo depende de lo que queramos, pero yo recomiendo visitarlo. Es simpático, entrañable, interesante y divertido y después de tanta cosa seria, unos cuantos juguetes, se agradecen bastante.
 
La paralela a esta calle por su izquierda es la conocida Callejuela del Oro, que nosotros tuvimos la buena fortuna de encontrar en obras y completamente levantada pero que tiene casitas de colorines muy lindas ellas y una torre al final a la que se puede subir.
 
También es posible subir a la Torre de la Pólvora que no subimos hasta arriba sino sólo una planta (por causas técnicas, probablemente de reforma) en la que te enseñan distintos uniformes y armas empleados y la diferencia de la policía perteneciente al castillo de la del resto. La verdad es que es cómodo e ilustrativo.
 

MALÁ STRANA 
(CIUDAD PEQUEÑA)
 
Canal de la Isla Kampa

En este barrio se encuentra el Monte Petřin (que llega por arriba hasta el Monasterio Strahov). Se puede subir en un funicular de horario bastante amplio y así llegar hasta un Mirador (al que se puede subir en ascensor y es recomendable pagar las 100 coronas que cuesta) especie de copia de la Torre Eiffel, que ofrece probablemente las vistas más altas de la ciudad. Cerca de éste están una rosaleda muy bonita y cuidada, un laberinto de espejos que parece divertido para entrar…
 
Lo más interesante sea probablemente la Iglesia de San Nicolás, de un barroco recalcitrante a la par que muy hermosa. Se puede subir además a la torre que se encuentra anexa y ofrece unas espléndidas vistas.
 
Por este barrio están también otras iglesias muy interesantes como la de Nuestra señora de las Cadenas (la más antigua del Malá Strana). Se supone que es muy recomendable ir a la Plaza de Waldstein y ver el palacio y jardines de alrededor así como ir a la calle Nerudova (paralela a las escaleras del Castillo) en honor al poeta checo Jan Neruda así como ver los palacios que hay en ella.
 
Finalmente, yo no me dejaría la Isla Kampa, que está en este barrio pegando al Puente de Carlos. Es un enorme jardín por así decir, que alberga el museo de la isla (de arte más o menos contemporáneo) y también el museo de J. Lenon. Lo cierto es que nosotros no vimos ninguno de los dos museos pero me parece curioso pasarse por allí, a ser posible en viernes o sábado por la tarde y ver qué se les ha ocurrido hacer. Digo esto porque da la impresión de que cada fin de semana hacen algo nuevo, generalmente, conciertos gratuitos al aire libre y es curioso ver la mezcla de gente que se reúne, tanto jóvenes alternativos (con sus rastas o sus pintas de punky) como familias con niños pequeños o señores y señoras bastante mayores. Yo no me perdería pasar un ratito viendo qué se cuece por allí.


Conciertos en la Isla Kampa




2 comentarios:

  1. Qué de cosas vimos, ya no me acordaba!

    Yo recomiendo no pedir pasta con azúcar, pero sí tomarse unas jarras de cerveza! :D

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    1. Jajajaja leer y entender la carta siempre es buena idea... y la cerveza, que no falte, ¡que es la República Checa!

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