domingo, 9 de septiembre de 2012

Doctor Bucketman: “La mejor forma de aprender es que el camino lo hagas tú”

Tras una gorra oscura y unas gafas nada discretas se esconde el Doctor Bucketman. Más de veinte años como batería avalan a este golpeador profesional de cubos y sartenes que se siente en una ferretería como en una auténtica tienda de instrumentos musicales.


Doctor Bucketman.
En su más tierna juventud pasó del amor al Break Dance a la pasión por Judas Priest y aquella música le llevó por una breve senda rockera. En ese instante de idilio con la guitarra eléctrica, se coló en su vida la batería. Podía elegir qué aprender y él, un hombre que se declara muy pragmático, se decantó por la percusión, menos popular que la guitarra en aquel momento. Le enganchó y no se ha vuelto a levantar de la batería desde ese día.


Allí estaba afianzado en su banqueta de grupo en grupo hasta que un día, no se sabe muy bien a qué hora, un cambio personal lo llevó a decidirse por introducir una importante variación. ¿Por qué no? Pero el camino tampoco era fácil y la criatura precisó más de nueve meses para nacer. Y es que elegir qué cubo o sartén suena como se quiere y encima resista bien los golpes, no es nada sencillo. “Quiero un rango de frecuencias, de texturas y sonidos para sustituir el bombo, la caja, el hi-hat… y poder crear ciertos efectos” explica con el deje de su peculiar voz. A partir de estos elementos, que encuentra a través del clásico modo científico basado en la experimentación de ensayo y error, inicia su misión nada imposible de componer melodías básicas. Algún lector estará aterrado pensando solidariamente en los vecinos del Doctor Bucketman. Que no cunda el pánico: casi todo este proceso lo vivió encerrado, como buen músico, en un local de ensayo. Allí tiene lugar la evolución creativa y siendo un hombre nacido con la era de las cajas de ritmos, basa su trabajo en patrones encadenados de modo muy hermético, en las antípodas del elástico Jazz, que también admira.


En el metro - por Miguel Hernández Lucas.
Así, después de unos diez meses de confinamiento salió a la luz de la creciente luna del once de septiembre de dos mil diez. Aquella Noche en Blanco de la ciudad de Madrid se lanzó a la calle aperos en ristre por primera vez. Un momento que califica de inolvidable e irrepetible. Y debe decirlo en serio porque lleva dos años paseando sus ritmos por los pasillos del metro y las calles de la ciudad. No sólo de ésta, pues también el resto de la geografía ibérica ha tenido ocasión de vibrar con su música que traspasa fronteras hasta colarse entre parisinos, romanos o lisboetas con lo que él llama el "European Sartenazo Tour".

Elige lugares que le aporten energía y se deja guiar por un sexto sentido que a veces le ha llevado a pasearse con todos sus cacharros y terminar por no tocar. Los otros cinco sentidos ya le han advertido de que es mejor evitar el “centro del centro” de las ciudades aunque a veces lo olvida. Por ejemplo en Roma no les hizo caso, se plantó junto al Coliseo y cierto es que le echaron de allí hasta tres veces. Por lo demás, no archiva en la memoria muchos problemas por actuar en la calle más allá de sí mismo: “si fuese un mimo no tendría problemas pero lo mío es algo ruidoso”. En ese sentido comprende que ocupar la vía pública no es cosa baladí pero al mismo tiempo ve cierta segregación hacia los percusionistas pues su trabajo en las calles de muchas ciudades está prohibida, decibelios a parte. El Doctor Bucketman lo ve como una auténtica “discriminación de género”.


“También me gusta escuchar boleros”

Doctor Bucketman.
Un músico tan peculiar tiene opinión propia también respecto al panorama sonoro de su país, en él encuentra “poca creatividad, atrevimiento, transgresión…” y añade con gesto casi preocupado “llevamos repitiendo las fórmulas de los Beatles y los RollingStones desde que nacieron”. Si en su juventud era un tipo aficionado al rock duro, ahora está en el mundo paralelo de la música electrónica y especialmente del IDM, las siglas de Intelligent Dance Music, género surgido hace unos veinte años. Defensor aguerrido de la frescura creativa tiene un puñado de artistas entre sus favoritos, como el batería Jojo Mayer. “Ahora mismo estoy en este universo pero también me gusta escuchar boleros”, asegura entre risas.


A base de patear aceras y golpearlas con sus baquetas, nos encontramos ante un hombre que se hace famoso poco a poco. No sólo es reclamado por marcas para eventos publicitarios o por medios para mostrarse en televisión, sino que ha pasado ya a ser objeto de un corto-documental a cargo de Carlos Carcas. Sin embargo no se considera en posición de enseñar a nadie y en cambio cree firmemente en el aprendizaje libre y en el peligro de las escuelas que fabrican obreros musicales idénticos los unos a los otros. Si alguien le preguntara cómo hacer lo mismo que hace él, le diría “cógete los cubos y cacharos que te gusten, colócalos como te apetezca y busca tu música… la mejor forma de aprender es que el camino lo hagas tú”.


Doctor Bucketman



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Canal Youtube del Doctor Bucketman

Recomendaciones del Doctor Bucketman:

3 comentarios:

  1. Molan los vídeos de él tocando! Un geniooooooo! xD

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  2. es genial el artículo, enhorabuena. Es muy grande lo que hace el Doctor Bucketman, y Carcas por hacer el documental. todo mi apoyo y mis mejores deseos

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    Respuestas
    1. ¡Me alegro de que te haya gustado!
      ...seas quien seas, gracias.

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