Aliosha, auténtico icono de la ciudad de Plovdiv (Bulgaria) |
Dos días son suficientes para ver la ciudad con calma sin
dejarnos nada y disfrutando de ella. Probablemente sería bueno acercarse al
Monasterio de Baschovo, aunque nosotros no pudimos hacerlo.
Es una ciudad más turística que Sofía, lo que implica que se habla más inglés y en más sitios, que hay más y mejores souvenirs y que la ciudad está más cuidada (las aceras en mejor estado, por ejemplo...). Hay bastante que visitar pero está todo bastante junto, en el casco viejo, lo que llaman "old town" (de calles de empedrado desgastado y muy empinadas), donde hay muchísimas casas-museo, de entre las que yo recomiendo escoger entre una y tres y visitarlas para ver cómo era una de la época. Nosotros escogimos la de Stefan Hindlian.
QUÉ NO PERDERSE EN PLOVDIV:
Esta bella ciudad tiene distintas ruinas de época romana por las que pasearse. Junto a la Mezquita Džumaja se encuentran las ruinas de un Estadio que está en obras. Por ello al menos en 2011 sólo podía verse una parte y asomándose por los huecos que la valla permitía. Por otra parte, junto a la estación postal nos topamos con restos del antiguo Foro romano de la ciudad cuyas dimensiones son considerables aunque esté algo descuidado. Finalmente, la joya de la corona, el Teatro Romano del siglo II d.C. Es grande y está bien cuidado, tanto que se hacen en él representaciones. Se puede visitar por sólo 3 levas y lo cierto es que merece la pena.
Teatro romano (Plovdiv, Bulgaria) |
Dejemos a los romanos a un lado y vayamos en busca de los
tracios. Y es que esta es una ciudad aún más antigua que Atenas o Roma y sus
primeros asentamientos digamos civilizados son de hace unos 6000 años. Pues
bien, al norte de la ciudad tenemos el Complejo arqueológico Nebet Tepe. Lo cierto es que está un poco dejado de la mano de dios
pero también hay que tener en cuenta lo enorme que es y el mantenimiento que
requeriría. Es un gran parque, comparable con el Foro y Palatino de Roma, y
lleno de ruinas pero carente de explicaciones aclaratorias. La entrada es
absolutamente libre.
Paseando por la ciudad vieja os toparéis con un arco
aparentemente inocente. No os dejéis engañar es la llamada “Hissar Kapiya”, lo que en su día fue la puerta
oriental de la antigua ciudad.
Hissar Kapiya (Plovdiv, Bulgaria) |
Iglesia de San Konstantin y Santa Elena (Plovdiv, Bulgaria) |
Esta Hissar Kapiya se encuentra junto a la Iglesia de San
Konstantin y Santa Elena, para mi gusto la más bonita de cuantas se pueden ver en esta
ciudad que sin duda, no son pocas. Para llegar a entrar en ella hay que
atravesar un jardincito y después disfrutar de una galería de frescos preciosa.
Pero lo que es imposible es no fijarse en el sorprendente campanario calado de
esta iglesia de principios del siglo XIX. En el interior, destacan las pinturas
murales, iconostatos y el altar en madera tallada. Nos encontramos en la calle 4 de enero, una vía plagada de numerosas casas
del siglo XIX que no dejarán de llamar nuestra atención.
Siguiendo esta bella calle encontraremos la Galería municipal de
bellas artes
con una buena muestra de la pintura búlgara moderna y contemporánea pero de la
cual podemos prescindir si no tenemos mucho tiempo o no somos unos apasionados
de la pintura. Eso sí, el edificio en que se encuentra, como casi todos los de
esta zona, es digno de admirar.
Por aquí veremos a nuestra derecha la Farmacia de Hipocrates. Se conserva igual que cuando se abrió
en el siglo XIX. Tanto que sus tarros siguen rotulados en latín. La lástima es
que está cerrada más a menudo que abierta así que normalmente tendremos que
contentarnos con echar un vistazo a través de las ventanas. No obstante su
fachada con efigies de personajes relacionados con el mundo de la medicina
también merece una parada.
Detalle de la fachada de la Farmacia de Hipocrates (Plovdiv, Bulgaria) |
Boda ortodoxa oficiada por el obispo de Plovdiv en la catedral de la ciudad |
Sigamos bajando y por fin nos toparemos con una nueva gran
iglesia construida en 1844 salvando la diferencia de altura entre dos calles.
Ahí arriba está Nuestra señora de Plovdiv, alias Sveta Bogoroditsa, la catedral de la ciudad frente a
la cual se han situado convenientemente los juzgados en los que se casan los habitantes
de la ciudad. Junto al sobrio edificio que de nuevo asemeja más a un establo
que a cualquier otra cosa, se sitúa el exuberante campanario rosa y azul
construido tras la liberación turca, lógicamente. En contra de lo que el
exterior parezca anunciar el interior sorprende por la riqueza de sus pinturas
murales y por el iconostato dorado de la segunda mitad del siglo XIX. Además de
ser visita obligada por su belleza, podemos tener la suerte de ver una boda
ortodoxa oficiada por todo un obispo.
Sveta Bogoroditsa, Nuestra señora de Plovdiv (Plovdiv, Bulgaria) |
Ahora podemos rodear la catedral y subir por la calle
contraria. Pero antes hagamos un pequeño desvío para pasar ante la Iglesia de San Nicolás. Repito, pasar ante ella porque lo más
probable es que este pequeño edificio se encuentre cerrado a cal y canto. Eso
sí, si tenemos la suerte de que esté abierto podemos aprovechar y ver su
iconostato del siglo XVIII. Tras esta breve parada sigamos escalando las calles
de la ciudad evitando morir entre sus desgastados adoquines. Pronto surge ante
nuestros ojos el Centro municipal de Arte Etnográfico, uno de los más bellos edificios de la ciudad. Entre un
frondoso jardín su ondulante fachada blanca, azul y dorada saluda al visitante.
En su interior, la cultura tradicional de Tracia, Ródope y Srednogorie de la
época del Renacimiento búlgaro (siglos XVIII a XIX) con la ganadería y la
agricultura como protagonistas absolutos de la economía. Interesante pero
prescindible, no así su exterior, que deberíamos pararnos un par de minutos a
admirar.
Centro municipal de arte etnográfico (Plovdiv, Bulgaria) |
Iconostato de Santa Petka (Plovdiv, Bulgaria) |
Sigamos nuestro camino ascendente hasta conocer Santa Nedelja. Este templo de horarios caprichosos
estaba en reconstrucción en septiembre de 2011 pero aún así era visitable. Con
planta basilical y de estructura abovedada en madera que corona la nave
central, posee un bonito iconostato. Aunque de nuevo lo más interesante vuelven
a ser las pinturas murales. Ahora podemos bajar todo recto hasta la calle Zora
que se abre a nuestra derecha. Ahí al fondo bien escondida está la Iglesia de Santa Petka. Es posible o incluso probable que Giorgi
os aceche a la entrada de este templo que los habitantes de Plovdiv llaman con
ternura “la iglesia vieja”. Se trata de un hombre que tan sólo pretende cazar
a los pocos turistas que se desvían hasta allí para contarles como buenamente
puede en inglés o en el idioma que haga falta la historia de Santa Petka, en el
modo sui generis que le permite su vocabulario. Hay que reconocer que el
esfuerzo de Giorgi es ímprobo: tiene su triste historia llena de penurias (muy
probablemente reales) traducida a multitud de idiomas, y guardada en su
mochila. Sólo os la enseñará tras el “recorrido informativo” y sinceramene
opino que tanto empeño merece un premio. Y por otra parte dada la economía del
país, al visitante tampoco le costará tanto desprenderse de algo de su monedero
que por poco que sea hará más que feliz a este hombre durante ese día. No es
que Giorgi sea el mayor atractivo del templo así que volvamos al edificio religioso. Este
diminuto santuario de 1830 tiene en propiedad un campanario exento, como tantos otros, y unos
bellos techos de madera. Por otra parte en ella se aprecia una atmósfera
encantadora que no creo que podamos captar en ningún otro santuario de Plovdiv.
Campanario de Santa Marina (Plovdiv, Bulgaria) |
Estamos casi pegados a la llamada Casa de Lamartine o Casa de los escritores. En ella estuvo unos días Alphonse de Lamartine al regreso de su
viaje por Oriente y de ahí que reciba este nombre. Actualmente es la sede de la
asociación de escritores de Plovdiv además de otra bella construcción. Llegados
a este punto y antes de dedicarnos a la parte turca de la ciudad debemos
acercarnos a la Iglesia de Santa Marina.
No debemos perdernos esta encantadora parroquia sin ninguna duda. Rodeada de
una galería decorada con pinturas alegres y luminosas, está constituida por
tres naves coronadas por una cúpula. La iglesia data de 1836 pero el campanario
de seis pisos en madera es posterior a la liberación turca. Un interior
magnífico nos revela la belleza de los iconostatos tallados en madera y las
pinturas murales obra de auténticos maestros del género.
Iglesia de Santa Marina y Casa de Lamartine (Plovdiv, Bulgaria) |
Interior de la Mezquita Džumaja (Plovdiv, Bulgaria) |
Volvamos sobre nuestros pasos hacia la Plaza Džumaja donde
se encuentra la Mezquita Džumaja,
fácil de encontrar gracias a su alto minarete. Pertenece a los siglos XIV y XV
y su interior bien merece una visita. Alfombrada en azul, las paredes son
claras y la decoración geométrica en tonos teja. La luz lo inunda todo y se
refleja incluso sobre las maderas talladas. No hay problema alguno a la hora de
entrar si acudimos a la lógica: durante la oración no se puede visitar y las
mujeres debemos cubrirnos para pasar. Lo de cubrirse no es un gran problema si
es verano pues ellos nos facilitan una gran túnica con capucha. Por supuesto
podemos pasearnos por el área reservada a los hombres dado que es una visita
cultural.
Mezquita Džumaja (Plovdiv, Bulgaria) |
Mezquita Imaret (Plovdiv, Bulgaria) |
La Mezquita Imaret destaca por su sobresaliente minarete. Elegante, llama la
atención su fachada principal, su imponente pórtico y por su jardín. Data de
1445 y tiene la clásica planta cuadrada en cuyo centro aparece una gran cúpula.
Lo cierto es que en mi opinión es menos impresionante que la Mezquita Džumaja,
por lo que si carecemos de tiempo puede ser disfrutada sólo por fuera.
Para terminar, los Antiguos Baños Turcos o Hammam de parejas. Estas ruinas de ladrillo coronadas por una cúpula pertenecen al
siglo XVI y reciben este sobrenombre porque los baños fueron divididos en dos
secciones: para hombres y para mujeres. Actualmente acoge un museo de arte
contemporáneo pero independientemente de que amemos este arte o no, la
baratísima visita merece la pena si no sabemos cómo era la distribución de unos
baños turcos, ya que se encuentran en muy buen estado.
Antiguos Baños Turcos o Hammam de las parejas (Plovdiv, Bulgaria) |
Jardines del Zar Simeón (Plovdiv, Bulgaria) |
Lo cierto es que la presencia judía en esta ciudad no ha
dejado gran huella. Sí que hay una sinagoga pero está habitualmente cerrada y
tampoco merece un gran esfuerzo para visitarla. Lo que sí vale la pena es
pasear por la comercial calle Príncipe Alejandro de Battemberg (o Knjaz Aleksandŭr
Batenberg) hasta el final para darnos de frente con los Jardines del Zar Simeón. Este gran jardín nace en 1892 con el
fin de albergar una exposición internacional de arquitectura y actualmente
constituye un paseo de lo más agradable a la sombra de enormes árboles y
rodeado por parterres de flores, fuentes y esculturas. En la parte central un gran
lago artificial llama la atención de todos e invita a remar a quienes se
atrevan. Lo que no podremos dejar de observar es la gigantesca escultura que se alza en la lejanía, el gran monumento Aliosha, muy comúnmente llamado “el Cristo de Plovdiv” que nada tiene de religioso pues en
realidad se trata de la enorme estatua de un soldado soviético.
Vista panorámica de Plovdiv, Bulgaria |
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Otras ciudades de Bulgaria: La nostalgia de Sofía.
Visitar monasterios: el Monasterio de Rila.
Qué suerte tuvimos en Plovdiv con el guía cubano! Todo muy bonito e interesante y lleno de leyendas urbanas!
ResponderEliminarUna potra increíble para ver el Teatro romano... y gracias al cubano, leyendas urbanas y realidad mezcladas hasta el infinito...
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