domingo, 18 de noviembre de 2012

La nostalgia de Sofía

Sofía es una ciudad decadente y nostálgica en la que se respira la sensación de un pasado mucho más luminoso y espectacular que ha sido empañado con carencia de recursos y bastante suciedad. Pero quizá sea ese aspecto un tanto destartalado lo que le confiere su encanto a la capital de Bulgaria.

Estatua de Sta. Sofía (Sofía, Bulgaria)
Tres días son más que suficientes para visitar lo más importante de esta ciudad con la mayor de las calmas... y es muy recomendable acercarse un día el Monasterio de Rila así como darse una vuelta por el enorme Parque de Vitosha.


QUÉ NO PERDERSE EN SOFÍA:

Catedral S. Alexander Nevski (Sofía, Bulgaria)
Catedral de San Alexander Nevski. Edificio imponente e impresionante, es visita obligada. Es imposible no verlo y es más, no verlo desde lejos. Blanca, dorada y verde por fuera es una maravilla pero no hay que engañarse: por dentro tampoco decepciona. Por lo general en Bulgaria encontramos edificios religiosos muy diferentes a los de la Europa occidental debido tanto a la Historia del país como a la religión: recordemos que son ortodoxos. Los edificios van a tener cúpulas enormes y volúmenes muy redondeados, orientalizantes. En el interior los iconostatos son los que ganan la partida y eso sí, una decoración a veces bastante recargada. En este caso incluso más que la propia catedral en sí, vale la pena bajar a la cripta cuyo acceso se encuentra a la izquierda de la fachada principal de la catedral. Alberga la Galería de Arte Antiguo, tremendamente interesante y clarificadora del arte búlgaro.

Iglesia de Santa Sofía. Se encuentra en la misma plaza que la catedral y como ésta lo eclipsa todo es muy posible que la pobre Santa Sofía pase desapercibida. Su aspecto exterior de ladrillo no invita a entrar y tampoco el interior es rico pues la basílica ha tenido una vida muy sufrida de reconstrucciones y a pesar de ser un templo antiquísimo la última data del año 1999. Actualmente se están realizando trabajos de investigación arqueológica en su interior para ir descubriendo todo el pasado que alberga este templo que hará las delicias de los amantes de la Historia.


Exterior e interior de Santa Sofía (Sofía, Bulgaria)
Los dos templos anteriores se encuentran en la Plaza de San Alexander Nevski cuya visita es al menos inevitable. En ella encontramos un gran mercadillo de iconos copia de los que hay a lo largo y ancho de la capital o por ejemplo, en el interior de la cripta de la catedral.

Todo lo contrario a Santa Sofía es lo que ocurre con la llamada Iglesia rusa de San Nicolás. Un precioso exterior el de esta iglesia de principios del siglo XX que imita el estilo de trescientos años antes. Una preciosa bombonera que alberga un bello iconostato en cerámica. Cierto es que se trata de un mero pastiche pero eso no hace menos hermoso el pequeño templo.

Igledsia rusa de S. Nicolás (Sofía, Bulgaria)

Menos llamativo quizá sea el Teatro Iván Vazov pero está claro que el Teatro Nacional de Bulgaria aunque sea por ser el más antiguo e importante del país y una de las instituciones principales de la ciudad, merece ser observado. Además es un edificio curioso y con un exterior bastante bello.


Entrada principal del Teatro Iván Vazov (Sofia, Bulgaria)

Ruinas de la antigua Serdica y
Rotonda de S. Jorge al fondo
(Sofía, Bulgaria)
Capítulo aparte merecen la Rotonda de San Jorge y las ruinas de la antigua Serdica. En toda guía que leáis aparecen como visita obligada y lo son… y en todo plano que observéis vendrán señaladas como lugar de importancia. Otra cuestión es ser capaz de encontrarlas. Como he comentado y reiterado varias veces en las recomendaciones para el viaje Sofía no es una ciudad acostumbrada al turismo y por ello no se hacen ciertas puntualizaciones. Pues bien, este interesantísimo conjunto de Historia se encuentra en el interior del Hotel Sheraton, en un patio interior nada difícil de acceder pero que parece formar parte del lujoso alojamiento. Pues no, no forma parte de él sino que protege y cuida entre sus paredes esta iglesia circular y de pequeño tamaño que constituye el extremo de las excavaciones arqueológicas que dejan al descubierto unas vías y viviendas algo descuidadas. Sinceramente recomiendo buscar y encontrar este sitio pues las pinturas murales del siglo X que podemos observar en el interior de la Rotonda así como las ruinas de su exterior son una verdadera maravilla vestida de modestia.

Santa Petka Samardzhiiska (Sofía, Bulgaria)
Otra visita que puede traernos de cabeza es la de Santa Petka Samardzhiiska. Puede que deis vueltas y más vueltas preguntándoos dónde se encuentra este pequeño templo del siglo XI… giraréis de un lado y del otro vuestro plano mientras vosotros mismos giráis una y otra vez sobre vuestros pasos. En fin, sabed que el extraño emplazamiento de este monumento no es otro que el patio central de un centro comercial de aspecto playero. Sí, como suena. Ahí está escondida. Otro asunto es su apariencia. El modesto aspecto de establo exterior tiene su explicación y es que durante la dominación otomana la construcción de iglesias era posible sólo si éstas no tenían un bonito exterior y en cambio parecían establos. Por este motivo encontraremos bastantes edificios religiosos que por fuera no tienen ningún atractivo mientras que su interior es increíblemente rico en decoración. En este caso concreto descubrir el interior tiene cierto mérito porque casi nunca está abierta.

Santa Nedelja, la Catedral del domingo, es otra de las sorpresas que nos prepara la ciudad. De mediados del siglo XIX, fue construida sobre el emplazamiento de una iglesia medieval. Ésta no se encuentra hábilmente escondida sino que es suficientemente llamativa como para que verla no sea nada difícil. Merece la pena hacerlo tanto por fuera como por dentro.


Misa en Sta. Nedelja (Sofía, Bulgaria)


Mezquita de los Baños (Sofía, Bulgaria)
Hay que recordar que estamos en lo que fue el Imperio Otomano y por ello los edificios religiosos son también las mezquitas. No hay que dejar de darse una vuelta por la Mezquita de los Baños pues data de finales del siglo dieciséis y es uno de los pocos monumentos otomanos que se conservan. La visita no supone ningún problema salvo en los momentos del culto, lógicamente. Sólo se deben observar las atenciones lógicas, es decir, dejar el calzado donde nos indican y entrar con los pies descalzos y en caso de ser mujeres, cubrirnos. Las mujeres pueden visitar sin problema alguno la parte del edificio destinada a los hombres puesto que se trata de una visita turística y en caso de no llevar un atuendo considerado por ellos adecuado, simplemente hacen entrega de una especie de capa con capucha (por lo que no es necesario pagar absolutamente nada).

Frente por frente encontramos los Baños centrales. Otra buena muestra del pasado turco de la ciudad. No se pueden visitar porque están en obras (en septiembre de 2011) y puede que lo estén durante bastante tiempo. Cuando la cosa termine y según cuentan, se convertirán en un museo de la ciudad. En cualquier caso su fachada es digna de admiración y ya que la tendremos ante los ojos, qué menos que disfrutarla.

Baños centrales (Sofía, Bulgaria)
Encontramos también en Sofía otra religión: la judía. Y cómo no, una Sinagoga que visitar. Construida a principios del siglo XX con un estilo inspirado en la sinagoga sefardí de Viena, es una de las más grandes de Europa. Tiene un horario algo complicado y es difícil encontrarla abierta. Por otra parte los edificios anexos albergan el Museo de la población judía de Sofía.

Uno de los muchos objetos asombrosos que podemos encontrar
en el Museo Arqueológico de Sofía, Bulgaria
Abandonemos la religión en pos de la Historia pura y dura. Cuando visito otras ciudades no soy particularmente partidaria de entrar en muchos museos salvo si son lugares realmente excepcionales. Me gusta más pasear por la ciudad en sí y sus monumentos, barrios menos turísticos, tratar de relacionarme con la gente, etc. Sin embargo me parece más que interesante hacer una visita a lo que en su día fue La gran mezquita. Este edificio imponente esconde en su interior un Museo arqueológico que nos puede atrapar durante horas. Los iconos medievales, las cerámicas y azulejos de esta época así como la colección de tesoros tracios son una verdadera maravilla. Si puedes internarte durante tres horas en este viaje en el tiempo, no deberías dudar en hacerlo (la entrada en septiembre de 2011 estaba a 10 levas).

Alejarse un poco para tomar perspectiva no tiene por qué estar mal. Para los amantes de la naturaleza el Monte Vitosha debería ser visita obligada. De golpe y porrazo nos encontramos en medio de un denso bosque por el que dar un paseo puede ser realmente agradable pues se trata de un parque natural que incluye dos reservas y cuya belleza es más que remarcable. Por otra parte para los museófilos, allí se encuentra el Museo Nacional de Historia.

Subida hacia la Iglesia de Bojana, en el monte Vitosha (Sofía, Bulgaria)

Próximo o mejor dicho, casi inserto en el propio Vitosha encontramos la pequeña población (hoy anexa a la capital a modo de barrio) de Bojana. De pronto nos sentimos casi en un pueblo pero tenemos un buen motivo para estar en este lugar. Aquí se encuentra la Iglesia de Bojana. Este pequeño edificio religioso ha sido considerado por la UNESCO como Patrimonio de la Herencia Cultural Mundial. La razón es que habiendo sido construida en el siglo XI, sobre sus muros están los frescos considerados más interesantes e importantes del arte medieval de la Europa del Este. Llegar hasta allí puede ser complicado por lo que hay que pensar cómo ir con calma: mi recomendación es coger el autobús 64 pues es el que queda más próximo aunque también dejan allí (algo más lejos) los autobuses 63 y 107. Por otra parte, recordemos que más que una iglesia éste es un monumento por lo que tendremos que pagar 10 levas por entrar o 2 en caso de ser estudiantes. Otro dato a considerar es que sus muros de piedra son verdaderamente gruesos y la correcta conservación de las pinturas requiere ciertos sacrificios térmicos por lo cual en su interior hace realmente frío.

Mercado de mujeres (Sofía, Bulgaria)
Como he mencionado anteriormente, al visitar una ciudad me parece especialmente interesante precisamente eso: visitarla. Tengo cierta debilidad por alejarme algo del centro turístico (siempre con precaución y cabeza) y visitar los mercados. Por ello recomiendo pasarse por el llamado Mercado de Mujeres (Zhenski Pazar), que recorre el Boulevard Stefan Stambolov (cerca del Boulevard Maria Luiza). Es abierto, al aire libre, de productos primarios, vamos, lo que se suele entender por un mercado y es el más grande de la ciudad. En un sentido completamente distinto pero cercano en el espacio encontramos el Centro comercial de Halles (Halite). En este caso lo más interesante puede que sea la arquitectura de estilo Art Nouveu de principios del siglo XX, pero ni sus gentes ni sus productos tienen el menor atractivo bajo mi punto de vista y en comparación con el Mercado de Mujeres. 

Ahora que ya hemos paseado por mercados, sinagogas, mezquitas, museos, catedrales e iglesias podemos irnos a descansar o tomar un autobús que nos lleve al Monasterio de Rila o a la vecina ciudad de Plovdiv.


Detalle de escultura soviética (Sofía, Bulgaria)


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Visitando lugares cercanos: el Monasterio de Rila.

Otras ciudades de Bulgaria: El mágico encanto de Plovdiv.

Ver también Viajando a Bulgaria: qué tener en cuenta. Una serie de consejos para visitar Sofía y Plovdiv.

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