“Yo
hago reír a la gente… pero ¿quién me hará reír a mí?”. Eso se pregunta con
tristeza Benja, el protagonista de El payaso, una bellísima historia sobre la búsqueda
de la identidad.
Abrumado
por las deudas, la necesidad de conseguir un permiso para su circo itinerante,
la lona a punto de destrozarse y mil detalles del día a día, Benja no encuentra
sentido a su vida. Es payaso, como su padre, y hace reír a los demás con un
número que pese a ser siempre el mismo, provoca nuevas carcajadas cada vez. Siempre
los mismos contratiempos, las mismas miserias, las mismas preguntas para el
mismo espectáculo: cuál es el nombre del alcalde y el de su esposa, quién es el
borracho del pueblo, y al prostíbulo, ¿cómo lo llaman? Una y otra vez. Como
cualquier hijo de vecino el personaje encarnado por Selton Mello se busca a sí
mismo, su identidad. ¿Quién soy? Esa gran pregunta universal da vueltas en su
cabeza como las aspas de un gran ventilador mientras hay que montar y desmontar
una y mil veces y todo parece averiarse, hasta la paciencia.
Selton Mello posa antes de la rueda de prensa |
De
un modo muy poético el calor sofoca a Benja y al propio Circo de la Esperanza,
nombre sin duda sugerente. A cada instante surgen los problemas bien trenzados
con las dudas existenciales del protagonista y buenos golpes de humor para
evitar la incómoda lagrimilla. Y es que hasta de la mayor desdicha se puede
sacar una sonrisa. La película desarrolla un argumento tejido con gran maestría
para que podamos comprender y tomar cariño al microcosmos circense que arrastra
al afligido héroe de pueblo en pueblo sin saber muy bien por qué. A la
sensación de calma asfixiante, del tiempo que no pasa aunque los minutos corran,
contribuye la dulzura del portugués brasileño, elemento de vital importancia pues
las palabras se desleen con una suavidad precisa y encantadora que se pierde
con el doblaje al castellano.
El payaso es, tras Feliz Natal, la segunda película dirigida por Selton Mello. Aquí el actor,
músico, montador, guionista y director no ha dejado una sola coma al azar. Todo
parece destinado a decirnos algo. La fotografía y el sonido se mueven a un
mismo son, un mismo compás enfocado a que nos dejemos enamorar por la troupe al
completo. Y el amor llega al ritmo de la atractiva y evocadora banda sonora llena
de temas autóctonos que apoyan aún más el contexto de la historia. Y el
ventilador: esas aspas girando que le obsesionan. Benja las ve, las sueña, se
convierten en su oscuro objeto de deseo inalcanzable y por ello cada vez más
anhelado. Pero qué significan: ¿aire fresco nuevo para su vida? El polifacético
brasileño asegura que prefiere dejar nuestra imaginación volar más allá de sus
propias ideas.
Así,
a medida que pasan los minutos, el triste bufón no tiene más remedio que
alejarse de sí mismo y tomar perspectiva para poder encontrar su camino. Conseguir
papeles, un trabajo permanente, una vida estable lejos de complicados ajetreos o
visitar la localidad de aquella chica guapa que tanto sonreía y le dijo que
fuese a verla. Passos, un pequeño municipio que es todo un guiño pues comparte
nombre con la localidad donde nació el propio Selton Mello. Con todo en orden y
sin andar de un sitio para otro a cada instante llega el momento de mirarse al
espejo del alma para descubrirse a sí mismo y recordar las palabras de su
padre: “el gato bebe leche, el ratón come
queso y yo soy payaso… ¿y tú?”.
Trailer oficial subtitulado al castellano
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El Payaso (O Palhaço) es el segundo largometraje de Selton Mello, protagonista y
director de esta película.
Más información y vídeos en la web de la distribuidora Cada Films o en la web oficial de la película.
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